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El trabajo por la paz y la reconciliación del ETCR Georgina Ortiz
Diana Martínez, defensora de la Fundación DHOC y REMA, trabaja como experta local en un proyecto que impulsa iniciativas de formación ambiental para personas de la comunidad y en proceso de reincorporación
Marta Saiz, Melissa Silva Franco / Miércoles 29 de enero de 2020
 
Diana Martínez Rema-DHOC. Foto: Lucía Venero

Diana Martínez se alista para jugar su partido diario de fútbol en el Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación (ETCR) Georgina Ortiz, en el municipio de Vistahermosa, Meta. Son las cinco de la tarde y en la cancha esperan una veintena de compañeras para disputar el derbi. Son mujeres ex guerrilleras, vecinas de veredas cercanas, alumnas y profesoras de los cursos de capacitación… que durante una hora olvidan sus problemas y preocupaciones. Sin distinciones, sin odio, sin rencor. Un lugar donde la competición queda relegada a un segundo plano.

Martínez es la experta local del proyecto Ambientes para la Vida Digna y la Reconciliación, un programa que impulsa iniciativas de formación ambiental para comunidades locales y ex combatientes de las FARC-EP, con formaciones dentro de los ETCR. Además, la lideresa campesina participa en el programa como estudiante en técnico de sistemas agropecuarios ecológicos. “Mi trabajo es estar pendiente de la documentación y hacer el seguimiento y veeduría con el Consejo Noruego para Refugiados (NRC), que junto al gobierno británico, está financiando el proyecto”.

La Asociación Campesina para la Agricultura Agroecológica, Defensa y Preservación de la Sierra de la Macarena, Aspromacarena, es la contraparte local del proyecto, y desde los financiadores han recibido buenas críticas por la gestión y el mantenimiento de los alumnos y las alumnas que integran los cursos, que son un total de 28. “Estamos felices porque no ha habido deserción escolar, y se ha podido traer a personas de zonas lejanas y fortalecer liderazgos sociales de la región. Además, el ETCR es un espacio clave de unión para los municipios de Vistahermosa y Puerto Rico, y es importante no perder esa conexión”, afirma la lideresa.

Otra de las metas del proyecto es empoderar a las comunidades en el tema medioambiental, para que gestionen sus propios recursos. Además, en esta región próxima a la Sierra de la Macarena, se hace imprescindible el conocimiento técnico a la hora de las reuniones con instituciones gubernamentales y Parques Naturales. “El Estado ha creado leyes para sacar a las comunidades campesinas de la región y siempre a favor de las grandes corporaciones. Son leyes ambientales que no nos favorecen en nada”, manifiesta la defensora, alegando que el conocimiento es la mejor arma para luchar contra “un Estado que no cumple”.

Las mujeres jugando al fútbol en el ETCR Georgina Ortiz. Foto: Lucía Venero

Lideresa de nacimiento

Diana Martínez conoce muy bien la región del Meta y el proceso organizativo. Natal de Puerto Rico, su trayectoria como lideresa le viene de género, ya que su madre Doris Rivera, es una reconocida defensora de la Fundación para la Defensa de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario en el Centro y el Oriente de Colombia (DHOC). “Comencé a ayudar a mi madre y me fui involucrando en el proceso organizativo, tanto, que acabé dedicándome completamente a ello”.

Martínez comenzó su trabajo como secretaria de la Fundación DHOC. Más adelante, surgió la posibilidad de involucrarse en el proyecto Red de Medios Alternativos – Agencia Colombiana de Prensa Popular (REMA - ACPP), un medio de comunicación rural de información en el centro y el oriente colombiano. La defensora aceptó la oferta y a través de talleres y cursos, fue aprendiendo herramientas de comunicación y de defensa ante la Fuerza Pública. “Cuando ocurría algún altercado con el ejército o la policía, íbamos corriendo detrás con los equipos. Me eché varios enemigos, pero gracias al empoderamiento y la fuerza que me daba el carnet de periodista, perdí el miedo y gané seguridad”.

En la actualidad, la labor de REMA se ha visto dificultada, ya que no cuentan con los suficientes recursos para la compra de equipos necesarios para grabar y editar. Aún así, mantienen una presencia que la comunicadora define como necesaria “para visibilizar lo que realmente ocurre en las regiones más abandonadas del país”.

Vivir y crecer en una familia amenazada

Nacer en una familia con tradición de liderazgo social no es fácil. La puertorriqueña se queda sin dedos para contar los desplazamientos internos debido a las amena-zas. Y recuerda el atentando contra su madre que ocasionó el exilio de ésta durante seis meses a Barcelona. “Ahí nos tocó quedarnos solas a mi hermana y a mí en Bogotá. Tuvimos que cambiar de apartamento, sufrir seguimientos, amenazas…” Además, uno de sus hermanos sufrió otro atentado, del que salió ileso, y a otro casi lo secuestran. “Vi pasar cosas horribles, cómo la fuerza pública se llevaba a mis amigos y familiares. Nunca me quedé más de dos noches seguidas en la misma casa”. Sin embargo, estos relatos no se quedan en el pasado, ya que las amenazas a líderes y lideresas sociales continúan. En 2017, su madre volvió a ser objeto de otro atenta-do del que, afortunadamente, salió viva. Y en lo que va de 2020, ya son más de 20 defensores y defensoras asesinadas en el país.

Pero el trabajo continúa, afirma Martínez, ya sea delante de las cámaras o a través de la educación. Y reitera la importancia de abrir los ETCR a la población y hacer capacitaciones dentro de ellos, para que se pierdan los prejuicios acerca de los y las ex guerrilleras. Para que haya una verdadera reconciliación y para que la historia de Colombia no la cuente la oligarquía.