Homenaje
Alfonso Conde Cotes, un revolucionario integral
Se ha ido un hermano por mutua elección al encontrarnos en “Los caminos de la duda” –título de su columna en Voz-. Recordaré siempre su sonrisa, su ejemplo y entrega por la revolución colombiana y la perspectiva socialista. ¡Hasta siempre, “viejoman”!
/ Miércoles 21 de octubre de 2020
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Químico M.S.C. Educador popular y formador sindical.
Este sentido discurso de homenaje fue pronunciado en las exequias del profesor Alfonso Conde Cotes en la ciudad de Bogotá, el 29 de agosto de 2020:
Hace apenas unas horas, ha emprendido su viaje sideral un ser humano que reunía, a carta cabal, todas las características del auténtico revolucionario ¡comunista!
Conocí a Alfonso en los primeros años de la década de los 80. Gracias a la relación de amistad y camaradería política que tenía con mi madre Lydia de Hurtado, por ese entonces trabajadora de la Universidad Nacional (UN) y era dirigente del sindicato de esa entidad, mientras él se destacaba ya como docente e investigador de Ingeniería Química y como dirigente y fundador de grandes organizaciones gremiales del profesorado universitario: Asociación Sindical de Profesores Universitarios (ASPU) y la Federación Nacional de Profesores Universitarios (Fenalprou).
Desde ese primer momento entablamos una amistad y una relación siempre abierta y muy crítica frente a los derroteros y caminos por seguir en las luchas populares, no solo en las aulas y recintos académicos, sino también en las luchas sindicales y barriales. Su capacidad organizativa la desplegaba siempre con un optimismo y empatía hacía sus pares, sus colegas dentro y fuera de los recintos de la UN. Su trayectoria académica fue reconocida a nivel nacional desde su paso por la Universidad Industrial de Santander (UIS) donde cursó su pregrado como Ingeniero Químico y, además, obtuvo su maestría. A estos logros académicos iniciales le sumó su doctorado (PhD) en Polímeros de la Universidad de Lehigh Pensilvania (EEUU).
En cada una de las universidades e instituciones educativas públicas y privadas por donde pasaba, promovía sus conocimientos sobre la ciencia química de los polímeros y compartía sus conocimientos y experiencias teórico-prácticas sobre el marxismo-leninismo, con el fin de contribuir a organizar y encauzar las luchas de los trabajadores asalariados y, muy especialmente, de aquellos que como él, forjaban y construían (y continúan alimentando) el pensamiento crítico en las nuevas generaciones estudiantiles. Ellos son los docentes y el profesorado universitario a nivel nacional. Un claro ejemplo de ese liderazgo y reconocimiento lo ha descrito su camarada en Barranquilla, Ademir Flórez:
La JUCO del 77, merece hacerle un homenaje especial, al camarada Alfonso Conde Cotes, ...
Cuando Alfonso, llega a la U del Atlántico, se logra vincular a la facultad de Ingeniería, pero sus estudiantes del bloque Santo Domingo decidimos hacer una toma de la U para que el doctor Alfonso fuese nombrado en la modalidad de tiempo completo, porque el Consejo Directivo de ese entonces no quería hacerlo, y la toma duró varios días, hasta que al fin se encontró la fórmula con Pepe Antequera como dirigente estudiantil...
Con orgullo militante, pegamos su hoja de vida por toda la U, para mostrar a los enemigos de la academia la razón de nuestra insistencia en su nombramiento... ya para ese entonces dirigía proyectos de investigación, escribía artículos científicos en revistas indexadas... se reunía con nosotros todas las noches en la toma universitaria para acordar sus derroteros... fortalecimos nuestra militancia al lado de este camarada ejemplar, en lo académico, y en la parte humana...
Lloramos la derrota cuando nos enfrentamos a Kike Meza por la rectoría de la U... nunca nos ganó “fuji-kike” en los discursos, nunca aceptó el debate por la U con Alfonso en la cancha del Codeba, lugar por excelencia para los debates políticos, pero más pudo la compra de trabajadores, profesores y estudiantes, que después los vimos ocupando altos cargos en la dirección universitaria y llevando al alma mater al estado de postración que hoy mantiene...
A la memoria de nuestro camarada ejemplar, toda una vida de lucha, ni un minuto de silencio... Alfonso vive en nuestros corazones... qué gran amigo, qué gran hermano, siempre orientándonos en el movimiento de masa... presente, ¡presente!
De igual manera, años más tarde, siendo profesor de la Facultad de Ingeniería de la UN, su nombre fue postulado para ocupar la rectoría de la Universidad del Atlántico.
Pero hay otra faceta muy humana de Alfonso: el hombre del cigarrillo permanente en los labios y del tazón de tinto negro; era un gozón de esos sus vicios. Disfrutaba ir a dictar sus charlas sobre economía política, coyuntura y demás temas que le proponían, y al llegar al espacio de la charla o conferencia, haciendo gala de su gran decencia, preguntaba a los auditorios si le permitían fumar. Una de sus sedes favoritas para ir a trabajar con los sindicalizados era el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del Tabaco en Colombia (Sintraintabaco), porque allí no había quien le objetara o criticara su vicio favorito.
Disfrutaba al máximo ofrecerles cigarrillo a sus interlocutores y, con quienes compartíamos muchas veces unas buenas frías –ojalá Águila-, buscaba un punto en la mesa por donde la brisa corriese en dirección contraria a los no fumadores. Aquí debo señalar que Sintraintabaco, al igual que el Sindicato Único de Trabajadores de la Industria de los Materiales de Construcción (Sutimac), son organizaciones sindicales integrantes de la Corporación para el Desarrollo de la Educación y la Investigación Social (Corpeis), de las muchas organizaciones sindicales a las que Alfonso apoyaba tanto en lo didáctico formativo como en lo político organizativo.
Nuestro querido profe acompañó y siempre estuvo preocupado por el desarrollo y devenir de Corpeis, de cuya Junta Directiva era integrante en el periodo actual. En sus actuaciones orientando a la corporación, conformó e hizo parte del Consejo Académico y contribuyó en la construcción de los planes estratégicos y curriculares del área educativa, como miembro corporado de la Cátedra Gilberto Vieira White, de la que también fue uno de sus fundadores.
Vale la pena mencionar que hace unos años, cuando se trasladó a vivir a Cartagena por asuntos de salud, llevó la representación de Corpeis y regularmente, en las sedes de Sutimac y la Unión Sindical Obrera de la Industria del Petróleo (USO), y en otros espacios, llevaba la cátedra política y enseñaba los fundamentos del marxismo, impartiendo como decimos popularmente: la línea para el crecimiento de las propias organizaciones gremiales y partidaria y ayudando, una y otra vez, a los dirigentes y cuadros en proyección.
El profe Conde, como era conocido y tratado por muchos amigos, camaradas y simpatizantes de las luchas populares fue un dirigente forjado en las múltiples luchas populares de zona, una caracterizada forma organizativa del Partido Comunista Colombiano (PCC) en Bogotá. Le correspondió como secretario político de la zona norte dirigir al partido que recogía diversas experiencias organizativas: sindicales en la zona industrial de Santa Rosita, comunitarias de juntas de acción comunal y, al mismo tiempo, que atendía las tareas propias de su ejercicio profesional.
Otra faceta clave de su personalidad, con seguridad muchos no la conocen, o no saben de la vena artística de este currambero que añoraba su tierra como ninguno. Fue un eximio guitarrista. Con un par de sus mejores amigos en la época de estudiante, daba serenatas y muchas veces les pagaban con alguna botella de ron o aguardiente que luego disfrutaban entre ellos.
Fue entonces un cultor de los aires populares, pero eso sí, adoraba todos los aires caribeños: cumbias, porros, vallenato y ante todo los ritmos antillanos de la salsa, guaguancó, guaracha, incluyendo por supuesto el bolero. Solo por mencionar un par de sus favoritos, Bola de Nieve y los Jefes Daniel Santos y Orlando Contreras. Muchos se acordarán de que cuando sonaba su teléfono celular, al momento de recibir una llamada, todos escuchábamos a buen volumen “La pollera colorá”.
Seguramente llenaría muchas cuartillas sobre la vida y obra de este sencillo y generoso cuadro del Partido Comunista. Quisiera ir cerrando estas líneas de a poco resaltando su paciente labor por construir unidad con todos los sectores democráticos y revolucionarios.
Le indignaba a veces la desconfianza de otros pares suyos en la dirección ejecutiva del PCC, ante esa labor muy paciente y pedagógica que desarrollaba (mos), cuando en muchos escenarios del mundo político, por ejemplo, durante nuestro paso por el Polo Democrático Alternativo (PDA). En ese entonces, era el responsable nacional del Departamento Ideológico del PCC. Así nos juntábamos con las diferentes fuerzas políticas del PDA y del sector sindical en la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y en particular, al interior del sector petrolero y minero-energético, y actuando como compromisario político al interior de la USO.
Supo aprovechar el haber alcanzado este hito, para recordar su tenaz tarea asignada por el camarada Álvaro Vásquez del Real –quien para esos años era asesor y miembro de la Comisión de Paz de la USO-, contribuyó al estudio e investigación sobre la política petrolera y, en los últimos años, sobre política minero-energética. Fue así como el profe Alfonso pasó a ser uno de los intelectuales orgánicos que más aportó a la formación de los trabajadores petroleros, fortaleciendo esta actividad desde su fundación, con la Corporación Aury Sará Marrugo (CASM), la Escuela Sindical de la USO.
Vale la pena aludir a su última participación como conferencista, en el curso de fundamentación político-ideológica, efectuado entre el 22 y 23 de febrero del presente año, en un seminario para miembros de la USO, en el que hicimos equipo el profe Conde junto al compañero Giovanni Libreros y otros colegas del Consejo Académico de la CASM.
Fue su última jornada con el Aury Sará. Al final de ese día, compartió con algunos de nosotros unas buenas frías como cierre de la actividad. Esto aconteció días antes de declararse la pandemia y el encierro por cuarentena.
Conde luchó todo el tiempo por acercar a las diversas fuerzas del movimiento revolucionario para avanzar en la construcción de la unidad sobre puntos clave de acuerdo y coincidencia, recuerdo algunos casos, pero mencionaré, uno en especial, que no se ha podido resolver, cuando promovió encuentros entre las dos direcciones de lo que hoy conocemos como Federación Unitaria de Trabajadores Mineros, Energéticos, Metalúrgicos, Químicos, de las Industrias Extractivas, Transportadoras y Similares de Colombia (Funtramiexco).
En el fondo de su espíritu, siempre cultivó una tolerancia y paciencia infinita, en particular, cuando confrontaba dialécticamente tanta postura reformista y socialdemócrata en las filas de su partido, más allá de su capacidad para construir lazos fraternales con los aliados ocasionales y cultivar las alianzas estratégicas, como nos enseñaba nuestro camarada, Álvaro Vásquez del Real, del que siempre me dijo “es al único que reconozco como mi jefe”.
Cuando Alfonso era el responsable nacional ideológico, fue el constructor y promotor de una escuela de formación marxista-leninista de nuevo corte y por niveles, sistema que murió defendiendo en el intento de desmonte paulatino de sus tres fuentes: la filosofía, economía marxista, las ciencias políticas y la investigación. Otro aporte singular del profe Conde está íntimamente ligado al trabajo de masas por frentes estratégicos y prioritarios que, en mi opinión, mantienen plena vigencia y pertinencia.
Amigos y amigas, compañeras y compañeros, ha partido un intelectual orgánico, que entregó toda su vida productiva a la causa revolucionaria, fue el dirigente cabal, mamador de gallo como buen currambero, un esposo y amoroso compañero de vida de nuestra querida camarada Magda Rivera.
Con Magda forjaron un dúo que se retroalimentaba mutuamente en los debates y en los aportes que ella hace, con ese agudo sentido de la crítica profunda y abierta. Ella alentaba a Alfonso a asumir posturas más contundentes con esa vehemencia propia de la dirigente juvenil paisa que lleva en su corazón y formación.
Conocí al “viejoman” como un padre consentidor y de gran escucha de sus hijas e hijos: Laura, Alfonso A., Alejandro y Gaviota y, en los últimos tiempos, de sus nietos. Siempre fue muy especial con toda su familia, nuestra sentida condolencia y abrazo fraterno y cálido a todos ellos.
Se ha ido un hermano por mutua elección al encontrarnos en “Los caminos de la duda” –título de su columna en Voz-. Recordaré siempre su sonrisa, su ejemplo y entrega por la revolución colombiana y la perspectiva socialista. ¡Hasta siempre, “viejoman”!
Publicado en la revista Líneas de Fuga, de octubre de 2020.