A un año de la muerte del dirigente y maestro universitario
Alfonso Conde, sus enseñanzas lo sobreviven
A un año sin la presencia física del docente revolucionario, celebramos que nos acompañan su bondad, su sensibilidad y el recuerdo de sus acciones en la cotidianidad de la militancia comunista
/ Miércoles 8 de septiembre de 2021
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Un año más orientados y acompañados por las sabias y profundas enseñanzas que nos legó Alfonso Conde Cotes. Él no pertenece al común de los seres humanos, hombres y mujeres, cuyo tiempo transcurrido desde el nacer al morir no dejan ninguna estela de su existencia. Él pertenece a la categoría de los hombres que sobreviven al fin de su vida. Como lo calificaría José Martí es de los “seres humanos que portan la dignidad de muchos hombres” que simbolizan los anhelos, las ansias de libertad de un pueblo entero”, del pueblo de Colombia y especialmente de los revolucionarios, de aquellos seres que hacen propias las necesidades y las aspiraciones de los otros.
Alfonso Conde fue un intachable profesional cuyas investigaciones enriquecieron la ciencia y cuyo saber científico lo compartió generosamente con las personas que tuvieron la fortuna de ser sus discípulos.
Docencia revolucionaria
Capítulo aparte es el de su condición de militante comunista, el partido donde aprendió que las acciones de los militantes deben sobrepasar los entornos de su familia y de sus amigos porque la condición de comunista proyecta nuestra sensibilidad, nuestros intereses y nuestros afectos más allá de la corporeidad y más allá de los allegados y conocidos.
Su militancia la vivía con entusiasmo, con firmeza porque asimiló lo que el partido enseña, como dijo Neruda, “ver la verdad, la claridad del mundo y la posibilidad de la alegría…y construir sobre la realidad como sobre una roca”.
Esta condición lo convirtió en un colombiano excepcional, de esta excepcionalidad se beneficiaron sus camarada, los miembros de los distintos sindicatos en donde ejerció su docencia revolucionaria siempre orientada a que quienes escucharan sus enseñanzas se transformaran humanamente y devinieran más solidarios, más conscientes de las carencias de esta Colombia nuestra y por tanto urgida de organización de los explotados, de los excluidos para lograr así una acción política más efectiva, para lograr los cambios que exige el país, el bienestar de todos y el crecimiento en términos humanos de todos los colombianos.
Su contagiosa alegría
Por haber dedicado lo mejor de su inteligencia y de su sapiencia a este objetivo, Alfonso Conde Cotes vive en el corazón y en el recuerdo de todos aquellos que tuvieron la fortuna de recibir sus enseñanzas, su afecto y su contagiosa alegría de vivir. Magda, su cónyuge, hijos y sus hermanos también se nutrieron de su excelso afecto.
Hoy lamentamos un año sin su presencia física, pero celebramos que nos acompañan su bondad, su sensibilidad y el recuerdo de sus acciones de comunistas en el ámbito familiar y en el ámbito social. Por este acervo de bondad que hoy todavía disfrutamos nos comprometemos a hacer el mayor esfuerzo para tratar de ser como Alfonso Conde Cotes en nuestra acción partidaria, en la acción revolucionaria y en todos los hechos cotidianos.
Publicado en Semanario Voz