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Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático
La usurpación territorial avanza en nombre del clima
A pesar del fracaso de los mecanismos de mercado para producir reducciones reales de emisiones en todo el mundo, se siguen promoviendo como la gran apuesta estructural para hacer viable la descarbonización y el objetivo de la neutralidad climática.
Grupo carta de Belem / Jueves 21 de octubre de 2021
 

La 26ª Conferencia de las Partes (COP 26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) se celebrará a principios de noviembre de 2021 en Glasgow (Reino Unido).

Esta COP tendrá lugar cuando el mundo ya está experimentando los efectos de la emergencia climática. La gran expectativa para Glasgow es la finalización del Libro de Reglas del Acuerdo de París. Firmado en 2015, el Acuerdo espera la decisión sobre el famoso “artículo 6”. Este artículo regulará el papel de los mercados de carbono – y de las transacciones que impliquen “resultados de mitigación” – para alcanzar los objetivos de estabilización de la temperatura del planeta.

En Brasil, los efectos de esta crisis se suman a las consecuencias socio ambientales derivadas de los ataques a los derechos socioterritoriales de los pueblos indígenas, los pueblos y comunidades tradicionales y los agricultores familiares y campesinos. Lo mismo ocurre con las ciudades, y especialmente en las periferias urbanas, con personas empobrecidas en regiones con infraestructura precaria y sujetas a eventos extremos, sumado al fin de las políticas públicas de combate al hambre, como el Programa de Adquisición de Alimentos (PAA). Es notorio el desmantelamiento de las instituciones ambientales, que lleva a sucesivos récords de deforestación e incendios en los biomas brasileños. La violencia en el campo y en la selva también es una de las más altas de las últimas décadas.

Para salvar el clima, la obsesión por los mercados de carbono

A pesar del fracaso de los mecanismos de mercado para producir reducciones reales de emisiones en todo el mundo, se siguen promoviendo como la gran apuesta estructural para hacer viable la descarbonización y el objetivo de la neutralidad climática.

Desde hace dos décadas, la apuesta por los mercados de carbono y los mecanismos de compensación han sido duramente criticados por la sociedad civil como una falsa solución a la crisis climática, así como por los impactos causados en los territorios del Sur Global sometidos a la condición de sumideros de carbono.

El contexto actual de la Amazonia brasileña requiere una atención especial debido a la parálisis de la demarcación de las Tierras Indígenas y la invasión de los territorios de las comunidades tradicionales, especialmente las áreas de uso común y los territorios colectivos. Además, los incendios forestales se han intensificado desde 2019, poniendo en riesgo de desertificación regiones ecológicas como la Amazonia, el Pantanal y el Cerrado brasileño.

El mercado de carbono es una licencia de contaminación. Por lo tanto, entre los efectos de su implementación están la expansión de las actividades destructivas en los campos de la minería, el extractivismo a escala industrial y la quema de combustibles fósiles (que pueden ser compensados/neutralizados en otros lugares). En Brasil, esta racionalidad se refleja en los programas Adopta un Parque y Floresta+ Carbono.

Por lo tanto, considerando que esta COP 26 tiene las peores condiciones de participación democrática en la historia de las negociaciones climáticas, apoyamos la posición de una amplia coalición de la sociedad civil que exige su postergación hasta que se presenten condiciones más equitativas de participación.

La gobernanza medioambiental mundial y la toma de conciencia verde tras la COP:
las empresas y las finanzas en el centro

En nuestra opinión, ésta no será una COP más. La COP 26 pretende dar un paso definitivo hacia la cristalización de la compleja arquitectura de la gobernanza medioambiental mundial que lleva años negociándose.

El último informe del IPCC ha reforzado el tono de la emergencia climática y urge un horizonte de recuperación económica global post-Covid y Green Deal, en el que las dinámicas motrices del nuevo ciclo económico se guíen por las estrategias combinadas de descarbonización y transformación digital de la economía.

A la arquitectura climática se suma el Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP 16), que se celebrará en Kunming, China, en abril/mayo de 2022. En esta ocasión, los países decidirán el Marco Global para la Biodiversidad post-2020, a través de un plan estratégico hasta 2030, con el objetivo de aumentar al 30% la superficie terrestre y marina bajo el régimen de áreas protegidas/unidades de conservación.

Además, la problemática y muy criticada agenda impulsada por las empresas está ganando fuerza. Es el caso de la Cumbre de Sistemas Alimentarios, organizada bajo los auspicios de las Naciones Unidas y que viene promoviendo una verdadera transformación en la gobernanza de los sistemas alimentarios mundiales.

En este mismo camino están las propuestas de Nature-Based Solutions (NbS). Estas incluyen, entre otras, la promoción de los monocultivos de eucalipto, los agrocombustibles y la apuesta por transformar la agricultura en una oportunidad de mitigación a gran escala asociada al mercado del carbono del suelo.

Entendemos que las NbS hacen que las acciones de mitigación dependan principalmente del acceso y control de la tierra, en un contexto en el que los mecanismos de gobernanza territorial pública están dando paso a lógicas privadas y privatizadoras que intensifican los conflictos y la violencia por la tierra. La principal amenaza en curso contra los territorios colectivos es la implementación del Catastro Ambiental Rural (CAR), que viene promoviendo y consolidando el acaparamiento digital de tierras.

En este escenario, también vemos actores como el FMI y el Banco Mundial, con propuestas de canje de deuda por clima/deuda por naturaleza. Nótese que las deudas privadas están garantizadas por los tesoros nacionales, así generando deuda pública. En consecuencia, profundizan las desigualdades sociales y generan transferencias masivas de ingresos de los pobres a los ya muy ricos. Ambas organizaciones se están moviendo para apoyar la nueva ingeniería financiera que se dice que es necesaria para hacer posible un nuevo Green Deal, en el que los programas de recuperación y reactivación incluyen, entre otras cosas, la emisión de bonos verdes. De este modo, la tierra y otros “activos” medioambientales (carbono, biodiversidad, etc.) se transforman en garantía de bonos que se negocian en el mercado financiero.

¿Por qué decimos no al expolio en nombre del clima?

“En nombre del clima”, una serie de agendas y mecanismos atienden a los intereses de actores nacionales e internacionales y vienen causando impactos abrumadores en la expropiación y despojo de territorios, apropiación de recursos naturales, violencia real y simbólica sobre poblaciones y formas de vida.

Al mismo tiempo, la expansión del complejo agroindustrial brasileño y sus infraestructuras logísticas asociadas colocan en primera línea los cuerpos y territorios (físicos o imaginados) de los pueblos indígenas, quilombolas, ribereños, extractivistas, pueblos y comunidades tradicionales, campesinos y agricultores familiares, de todos los biomas de Brasil.

Ante este escenario y considerando lo que representa la COP 26 en la consolidación del régimen de gobernanza climática internacional, nosotros, organizaciones de la sociedad civil brasileña, movimientos sociales, movimientos sindicales, entidades, foros, redes, activistas, investigadores reunidos en el Grupo de la Carta de Belém y demás organizaciones firmantes de este manifiesto, nos presentamos ante la opinión pública nacional e internacional para afirmar que:

● El debate climático es irreductible a las cuestiones técnicas o a las nuevas oportunidades de financiación: está inserto en la organización de la sociedad; en las relaciones de poder, económicas y políticas; en los contextos históricos; en las relaciones de clase y en las correlaciones de fuerzas;

● Los mecanismos de mercado creados para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, representan un proceso histórico de reconfiguración de las formas de acumulación y promueven una nueva reingeniería global de la economía en nombre del clima.

● Nos oponemos a la introducción de los bosques, los ecosistemas y la agricultura en los mecanismos del mercado de carbono y rechazamos la promoción de los instrumentos del mercado financiero como medio prioritario para financiar la acción climática de los países.

● Denunciamos que el concepto ampliamente popularizado de emisiones netas cero oculta mecanismos de compensación que perpetúan las injusticias y socavan la integridad ambiental;

● Rechazamos las nuevas dinámicas de expolio promovidas bajo el nombre de Soluciones Basadas en la Naturaleza que crean nuevos cercos a los espacios vitales, reduciendo la “naturaleza” a un proveedor de servicios en beneficio de las empresas y los mercados.

Por ello,

● Enfatizamos la defensa de un proyecto político para la Amazonía, construido para y con los pueblos amazónicos, respetando sus formas de vivir, crear y hacer.

● Afirmamos que las soluciones efectivas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero residen en la demarcación de las tierras indígenas y quilombolas; y en la defensa de las tierras colectivas y los derechos territoriales;

● Defendemos el protagonismo de los pueblos indígenas, comunidades tradicionales, agricultores familiares y campesinos para la conservación de los territorios, la biodiversidad y los bienes comunes;

● Trabajamos por el fortalecimiento de las iniciativas agroecológicas, que contribuyen a la conservación de la sociobiodiversidad, el acortamiento de los circuitos de comercialización y la soberanía alimentaria.

● Consideramos necesario discutir ampliamente el camino hacia una Transición Justa y Popular, según la cual una economía más integrada y consciente de los límites de la naturaleza no agudice la ya dramática situación de desempleo y restricción de ingresos de las familias de la clase trabajadora;

Por último, denunciamos el gobierno genocida de Jair Bolsonaro y cuestionamos a quienes les puede interesar la conversión de Brasil en un paria internacional, financiando y fortaleciendo la destrucción de las conquistas históricas del Estado brasileño y su protagonismo a lo largo de décadas de negociación internacional.
¡Resistimos y estamos en contra de la transformación de la naturaleza en capital natural
y de la financiarización y privatización de la naturaleza y de los bienes comunes!
¡Seguiremos en lucha, construyendo y afirmando alternativas, defendiendo nuestras formas de vida!

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