Agencia Prensa Rural

Reflexiones sobre un nuevo gobierno
¿Un cambio de época?
La búsqueda de la paz, la lucha contra la violencia, constituyen la vértebra del programa que se ramifica en diversos puntos y que se inicia con el cumplimiento del acuerdo de paz en gran medida desconocido por el gobierno del Iván Duque. Los principios de la defensa de la vida, la paz y la democracia y del pluralismo crean la atmósfera que envuelve el programa. El título que este nombra, pareciera ser homenaje a la retórica política. No lo es, sino que constituye su más alto lugar común: Colombia Potencia Mundial de la Vida.
Medófilo Medina / Martes 28 de junio de 2022
 

Sin reticencias

La victoria de la fórmula Gustavo Petro – Francia Márquez abre una nueva época. Sin reticencias respondo de manera afirmativa a la pregunta que le da título a la columna. Es posible que los análisis finales de las votaciones del 19 de junio ofrezcan indicios de que la significación cuantitativa de la votación por el Pacto Histórico haya sido mayor. Ires y venires, declaraciones insólitas del Registrador Nacional en vísperas de los comicios, generaron interrogantes. Al tiempo me parece divertido el reclamo que a la intervención del presidente electo el 19 en la noche, formuló un periodista, sobre la falta de agradecimiento al Registrador. ¿Sobre qué habría tenido que agradecerle Petro a ese sinuoso funcionario? ¡Claro, ya nos dirá el inefable Pastrana que la Registraduría actuó en contra del Ingeniero! ¡De payasos no tenemos déficit!

Componentes de una victoria

Me parece de sumo interés analizar los diversos factores que hicieron posible la victoria. Tal pesquisa permite también pensar en las características y dificultades que tendrá el gobierno que se iniciará el próximo 7 de agosto. Presentó el Pacto Histórico un programa que debe estudiarse también ahora. No pretendo hacerlo en esta columna. Menciono apenas los grandes énfasis. Estímulo a la producción: agraria – campesina, industrial y a la economía popular que algunos siguen asumiéndola como informalidad. La participación de las mujeres al centro de la nueva política. Se trata de los derechos que ya históricamente ha planteado el feminismo, pero también de la relación de los intereses de las mujeres con el diseño y organización del sistema nacional de la economía del cuidado.

Elaboración y promoción de las políticas del cambio climático y de freno a la reducción de la biodiversidad. Se plantea de manera interesante un diálogo con los Estados Unidos a partir de las posibilidades y los derechos que a Colombia le confiere su soberanía sobre una considerable extensión de la selva amazónica. Esta estrategia se proyecta en la perspectiva de acuerdos de orientación continental en América Latina. El programa destaca el fomento al uso de las energías limpias y la creciente reducción de la dependencia de las energías de origen fósil. El programa presenta un modelo integrado de políticas del agua que comienza en un plan de ordenamiento territorial en relación con ella. En el combate contra el hambre, la pobreza y la desigualdad se destaca la garantía de un ingreso mínimo por encima de la línea de la pobreza.

No a la naturalización de la muerte violenta

La búsqueda de la paz, la lucha contra la violencia, constituyen la vértebra del programa que se ramifica en diversos puntos y que se inicia con el cumplimiento del acuerdo de paz en gran medida desconocido por el gobierno del Iván Duque. Los principios de la defensa de la vida, la paz y la democracia y del pluralismo crean la atmósfera que envuelve el programa. El título que este nombra, pareciera ser homenaje a la retórica política. No lo es, sino que constituye su más alto lugar común: Colombia Potencia Mundial de la Vida. En Colombia, el sistema político ha compatibilizado a lo largo de su historia, valores legítimos con valores de muerte. El homicidio y la masacre se han naturalizado. Se han practicado por parte del Estado, sus agencias armadas y los aliados paramilitares. Sectores de la izquierda han alimentado su propia línea de muerte. Lo que resulta más escandaloso y trágico es la aclimatación en la opinión, de la muerte violenta. Es pertinente recordar una idea elemental que formulaba Norbert Elías: es ineluctable que la gente muera, pero no es inevitable que se deje de matar. Es fundamental que la ciudadanía rodee al próximo gobierno en la lucha por la creación de una mentalidad de vida y por la instauración en la sociedad de la Constitución efectiva por encima del fetichismo constitucional y del formalismo jurídico.

El segundo factor que frecuentemente no aparece en los análisis de la actual coyuntura es la situación diferente en lo tocante al conflicto interno y la guerra. Hace 20, 25 años el país giraba en el remolino embravecido de varias guerras entrelazadas. Hoy y no obstante el castigo sistemático oficial al acuerdo de paz se puede afirmar con toda convicción: ¡La paz va! No forma parte del escenario político-militar una estructura nacional insurgente con unidad de mando y con alto poder de fuego como fueron las FARC. Con enfermiza obsesión, pero sin éxito, el Centro Democrático busca reinventarlas o crear un sucedáneo convincente. En el camino se topa con el ELN o con las disidencias. Fuerzas estas, Insuficientes para servir de fundamento a la política de guerra que es la única que han sabido practicar Uribe Vélez, su partido y el presidente vicario. Resulta esperanzador el pronunciamiento del ELN sobre su disposición para la negociación de paz con el nuevo gobierno.

El potencial democratizador del Estallido Social

El tercer factor que creó condiciones para los resultados del 19 de junio fue el Estallido Social de 2021. El Comité Nacional de Paro convocó un paro de 24 horas. Lo que se desencadenó fue un estallido Social que se prolongó con intensidad por al menos, tres meses y se convirtió en movilización en el 75% de los municipios de Colombia. El Estallido se constituyó en sí mismo en fenómeno de colosal participación política que arrebató a la indiferencia a grandes sectores de la población. Para finales de junio de 2021, según la defensoría del Pueblo se habían producido 5.219 manifestaciones que representaron un repertorio amplísimo de formas de acción. La brutal, prolongada y masiva represión sufrida y afrontada valerosamente por los manifestantes, contribuyó a darle al estallido social unas características excepcionales cuyo impacto no va a extinguirse hasta cuando el evento se mantenga en la memoria colectiva y no desaparezcan formas de asociación que dejó en pie.

Un indicador de los impulsos nuevos que toma la participación política es el aumento del número de votantes. En la primera vuelta de 2022 el incremento de los votantes llegó a 1.781.917 con respecto a los participantes en la primera vuelta de 2018. Para la segunda vuelta de 2022 el aumento con respecto a la segunda vuelta de 2018 fue de 3.147.526 votos. La disminución del porcentaje de la abstención se mostró consistente.

Una comparación orientadora

Además de los elementos que he esbozado como nutrientes de un proceso de avance progresista, quisiera acudir a la comparación del proceso político actual con un período al que entró el país hace 93 años. En junio de 1929 en Bogotá se precipitó, poderosa, espontánea, una muchedumbre política que alcanzaría significación de época. El 4 de junio el alcalde de la ciudad, Luis Augusto Cuervo destituyó a los gerentes del acueducto de Bogotá y de la empresa del tranvía a quien el burgomaestre había sindicado de saquear las finanzas de las empresas. Los gerentes eran las cifras principales del grupo corrupto que la opinión designaba como “la rosca” del cual hacían parte también. el ministro de obras públicas y el gobernador de Cundinamarca.

Al atardecer del 5 de junio se conoció la noticia de que el gobernador de Cundinamarca había destituido al alcalde. De manera inmediata se inició en el lugar más céntrico la concentración de ciudadanos que gritaban: “abajo la rosca” “Salvemos a Bogotá” Se conforman comisiones y se acordó el boicoteo al tranvía. A las 8 de la noche se consideraba en 10.000 el número de los manifestantes. Fue convocada manifestación para el día siguiente, 6 de junio. Entonces se consideró que el número de los que protestaban había alcanzado la cifra de 20.000. Por entonces la población de Bogotá no alcanzaba a los 300.000 habitantes. A la protesta se incorporaron los estudiantes y a ellos se unió el joven caudillo Jorge Eliécer Gaitán. Se conformó una “junta de notables” que asumió la vocería frente al gobierno. Los objetivos de la protesta se ampliaron. Se convirtieron en blanco de la ira de la multitud las figuras más comprometidas del régimen de la Hegemonía Conservadora. Fueron cayendo el ministro de obras públicas, el gobernador de Cundinamarca, el comandante de la Policía, el verdugo de las bananeras: Cortés Vargas.

El 8 de junio fue abatido por la represión de la Policía el estudiante Gonzalo Bravo Pérez, hecho que agudizó la ira de la muchedumbre. El presidente Abadía Méndez se resistía a admitir la renuncia de la figura más poderosa y reaccionaria del gabinete, el ministro de gobierno, Ignacio Rengifo. Cuando los estudiantes amenazaron con marchar a Palacio portando el cuerpo de bravo Pérez, Rengifo también cayó. Lo más importante fueron las consecuencias a largo plazo de la muchedumbre política del 4 al 9 de junio de 1929. En el curso de esos acontecimientos como lo afirma Gerardo Molina, cayo la Hegemonía Conservadora, aunque el relevo del partido conservador por el partido liberal se formalizaría en las elecciones del 9 de febrero de 1930. Así, con la presidencia de Olaya Herrera se inició la llamada República Liberal dentro de la cual gobernó, en su primer mandato entre 1934 y 1938, el presidente más progresista que hasta ahora haya tenido Colombia: Alfonso López Pumarejo. Es decir la muchedumbre política de junio de 1929 jugó el papel clave para que Colombia hubiera respondido con una alternativa reformista a la crisis mundial que se precipitó en 1929. No me extiendo en una comparación minuciosa con la coyuntura política actual que demanda un estudio más amplio que trascienda los límites de una columna. Me basta reclamar la fuerza inspiradora de la comparación que apenas he mencionado. Diré que la victoria de la Fórmula Gustavo Petro – Francia Márquez se encuadra como venturosa premonición entre dos muchedumbres políticas, la del Estallido Social 2021 y las muchedumbres del ¡Sí Se Pudo! que se desplegaron poderosas, emotivas, alegres en todo el país entre el atardecer del 19 de junio y la madrugada del día siguiente.