Asociación Campesina del Catatumbo
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La erradicación de coca desplaza a la población
Fumigaciones aéreas contaminan el suelo y quita el fundamento de vida de los campesinos en Colombia. Los mismos campesinos dicen que la erradicación busca desplazarlos de sus tierras.
Jette Hagensen / Miércoles 16 de septiembre de 2009
 

Artículo publicado en la revista ‘Ecología Global’ de la ONG en el mes de agosto 2009. Traducido del danés.

María Flor y Pedro Nel Buitrago han dejado su finca en la vereda La Unión en Catatumbo, Colombia. Desde el año 2003 el Gobierno ha realizado fumigaciones usando venenos fuertes repetidas veces cada año. Los cultivos de la pareja ya no crecen y le ha tocado a Pedro buscar empleo en la producción de coca.

“Las fumigaciones queman toda la montaña, las plantas se secan y los caños también se secan cuando las plantas desaparecen”, dice Pedro Nel Buitrago. Personalmente él ha tenido dolor de cabeza y ronchas prolongadas en la piel después de las fumigaciones. El gobierno colombiano ha fumigado cultivos de uso ilícito desde el año 1998. Pero desde el año 2000, cuando se implementó el Plan Colombia financiado por los Estados Unidos supuestamente como medio en la guerra antinarcótica, las fumigaciones se realizan con más frecuencia y en áreas más extensas.

Fuentes oficiales cuentan que 57.600 hectáreas han sido fumigadas cada año a partir del Plan Colombia, los venenos aplicados son más concentrados y se utilizan venenos mezclados. Desde aviones que vuelan de 15 a 60 metros del suelo se realizan las fumigaciones, así que el veneno se extiende indiscriminadamente –cultivos de coca, cultivos comestibles como plátano y cacao, potreros de ganado, selva y viviendas. El veneno contamina las fuentes de agua, causando problemas de salud tanto a seres humanos y animales domésticos como a plantas y animales salvajes.

También campesinos que no cultivan coca son expuestos a las fumigaciones con veneno.

Herbicida fuerte con efectos no documentados

El veneno que se usa para las fumigaciones está compuesto por muchos de los mismos ingredientes que el herbicida Round-up, a saber glifosato en su forma de sal isopropilmina (IPA) mezclado con Cosmo-Flux 411F que refuerza la actividad biológica del Round-up casi cuatro veces. El veneno está disuelto a un 26% de agua – en los Estados Unidos se recomienda una solución al 1% en el tratamiento de malas hierbas. El herbicida mezclado nunca se ha probado con animales por sus efectos secundarios, pero a pesar de esto se utiliza directamente en zonas pobladas.

Las fumigaciones con veneno pueden causar molestia en los ojos y alergia en la piel, diarrea y vómitos, sumado a varias afecciones al sistema respiratorio como bronquitis, asma y cáncer de pulmón. Posiblemente también causa abortos. En el 2008 murió un hombre 3 ó 4 días después de una fumigación. Él estuvo afuera en el campo y se intoxicó gravemente. Además de esto, se deben asumir las consecuencias ambientales: contaminación de agua y aire, las plantas se secan y se amenaza la biodiversidad - tanto flora como fauna.

Varias agendas

El motivo oficial del Gobierno es que quiere erradicar la coca que se cultiva cada vez en mayor extensión en muchas partes de Colombia, pero el trasfondo del asunto es más complicado que esto. La región del Catatumbo, ubicada cerca a la frontera venezolana, tiene mucha riqueza en recursos naturales.

Aparte de carbón, petróleo, uranio y oro se encuentra gran biodiversidad y enormes recursos hídricos. Para la extracción de carbón se necesita mucha agua. Y el subsuelo del Catatumbo es una de las reservas carboníferas más grandes del mundo, que se calculan en cerca de 700 kilómetros cuadrados. Este es uno de los muchos intereses económicos que el Gobierno tiene en la zona, y los campesinos opinan que las fumigaciones son parte del intento conscientemente planificado para que obligarlos a abandonar sus tierras para empezar la extracción del carbón.

Una historia sangrienta

Colombia lleva 60 años de guerra civil entre los diferentes gobiernos derechistas y guerrillas izquierdistas, lo que ha ocasionado una tradición sangrienta que ha enseñado al campesino catatumbero que el Gobierno rara vez toma en cuenta sus intereses y peticiones. Por décadas han estado expuestos a los atropellos y al abandono estatal de la región que se muestra en la falta de desarrollo de la infraestructura esencial como carreteras, escuelas y centros de salud.

Hay muchos casos de campesinos asesinados o detenidos por señalamiento de ser guerrilleros. Con frecuencia sucede que un campesino desaparece y después de unos días resulta que el Ejército de nuevo ha logrado dar de baja a un rebelde. De diciembre 2005 hasta la fecha la asociación campesina regional Ascamcat ha registrado 68 casos en el Catatumbo de campesinos asesinados y presentados como guerrilleros dados de baja –los llamados falsos positivos, que sirven al ejército como resultados en la lucha contra la insurgencia como las FARC y el ELN.

Por esto los campesinos temen moverse en la región e intentan andar en grupos o con observadores internacionales.

Un informe de la fiscalía colombiana reveló recientemente que la inteligencia del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) durante décadas ha vigilado y registrado a ciudadanos ordinarios y legales como sindicalistas y dirigentes de la oposición legal, pasando la información a grupos paramilitares que seguidamente han hostigado y asesinado a miles de personas a partir de las listas del DAS.

Una ola de asesinatos inundó el país en los años 80 y de nuevo en el llamado periodo paramilitar que va de 1999 al 2005. En el Catatumbo asesinaron a 11 mil campesinos entre 1999 y 2005, y fueron desplazadas 114 mil personas a las ciudades y a los países vecinos.

Los campesinos

En Catatumbo el 70 % de la población ha sido desplazada. Actualmente es imposible para la población vivir de la agricultura como lo habían hecho anteriormente. Las carreteras y la infraestructura no se mantienen, y esto dificulta la salida de productos. A la vez las fumigaciones con veneno por parte del Gobierno igualmente dificultan el cultivo de productos tradicionales. Ahora la coca es el cultivo que queda. Muchos campesinos se han dedicado a la producción de coca porque es el único cultivo rentable.

En los años 90 empezaron los cultivos de coca para uso ilícito en la región. En este momento había alrededor de cuatro mil hectáreas de coca. Hoy este número ha aumentado a 40 mil hectáreas. La estrategia del Gobierno de erradicación de la coca ha tenido el efecto contrario.

Los campesinos en la región ven cómo su Gobierno al mismo tiempo los olvida y los persigue. Actualmente están intentando obtener dialogo con el Estado y los autoridades regionales sobre la elaboración de un plan de desarrollo positivo para la región.

El campesino José Gregorio Balaguera tuvo que renunciar a su finca por razón de las fumigaciones y desde entonces ha dedicado su tiempo a la lucha por el derecho a la tierra y el territorio. “Luchamos pacíficamente hasta que el Gobierno nos escuche, luchamos por nuestros derechos, el derecho de quedarnos en la tierra, nuestra cultura y por el respeto a la vida y la naturaleza”, dice él. A la vez los campesinos están orgullosos de su Catatumbo. “Mira que bonito es. ¿No sientes qué tan limpio es el aire?”, dice otro campesino.

La pregunta es hasta cuándo.