Agencia Prensa Rural

Editorial
Prensa Rural: 20 años registrando la resistencia campesina
Darle voz a quienes no tienen voz fue la premisa, proyectar un ejercicio de constituir un medio de comunicación que rompiera el cerco mediático que invisibilizaba la realidad en los territorios rurales.
Agencia Prensa Rural / Sábado 30 de septiembre de 2023
 

En el 2003 irrumpe el proyecto de comunicación alternativa y popular Agencia Prensa Rural. Una iniciativa de la entraña del movimiento agrario articulada a la Asociación Campesina del Valle del río Cimitarra.

Darle voz a quienes no tienen voz fue la premisa, proyectar un ejercicio de constituir un medio de comunicación que rompiera el cerco mediático que invisibilizaba la realidad en los territorios rurales, donde la violencia promovida por los poderes anclados en la gran propiedad desolaba las regiones de la periferia, condenando a las perversas dinámicas de la violencia a millones de hombres y mujeres que, obligados por anteriores violencias, abrieron la frontera agrícola y colonizaron la Colombia profunda para sobrevivir y tener una segunda oportunidad sobre la tierra.

Era fundamental recoger esos testimonios de historias de vida y resistencia, darles la fuerza de convertirse en una voz viva que llegara a oídos receptivos y permitiera construir escenarios de solidaridad frente a sus luchas. Había que romper el silencio que excluía de las agendas políticas la movilización campesina, que persistía desde abajo construyendo procesos de organización y tejido social a pesar de la guerra, para lograr la salida política al conflicto y abrir el camino a la postergada reforma agraria que redimiera a las familias que en la ruralidad exigían el derecho a la vida.

Ese trasegar nos permitió conocer de primera mano las angustias del mundo campesino, víctima de la atrocidad de la guerra y sus actores: bloqueos económicos, bombardeos indiscriminados, militarización del territorio, despojo, desplazamiento, confinamiento, incendio de caseríos, robo de propiedades, masacres, falsos positivos, todos los horrores de la guerra que para la gran prensa eran sólo un registro o no existían. Pero también la experiencia nos permitió ser testigos de excepción de la fuerza que afloraba de las mujeres y hombres del campo, la decisión de luchar por su dignidad y por el derecho a la tierra, desde las comunidades campesinas en resistencia.

Nuestro proyecto fue la tribuna para contar esas historias de vida y ser un albacea de la memoria de la lucha campesina como torrente social y popular por los cambios. Vimos surgir y avanzar las zonas de reserva campesina, perseguidas y satanizadas. Vimos y denunciamos cómo los liderazgos de organizaciones campesinas eran detenidos arbitrariamente y otros obligados a huir al exilio, dejando sus casas, fincas, familias y anhelos en un desplazamiento forzoso al que los condenó el Estado.

Pero revelamos también cómo las comunidades, dirigidas por mujeres y jóvenes, lograron mantener en pie el proceso organizativo y encabezaron una campaña de solidaridad que permitió el retorno y la salida de las mazmorras de sus compañeros. Esta experiencia permitió que la organización campesina, en vez de diluirse, se fortaleciera y fuera el motor de impulso del reflujo organizativo y movilizador, agitando la bandera de la salida política con la consigna “el dialogo es la ruta”, que sin duda contribuyó a abrir los diálogos de paz entre el Estado y las hoy extintas FARC.

La lucha por la salida política que se tradujo en el acuerdo de paz de La Habana, la movilización social y el acumulado de resistencias derivaron en la conquista del primer gobierno de origen popular, democrático, progresista y de izquierdas de la historia republicana. Después de la tragedia de años de guerra, exclusión y represión, se ubica al centro de la agenda política la tarea de las reformas que procuren los cambios añorados por millones de personas del campo y la ciudad, victimizados por el conflicto y el modelo económico de precarización. En esa dimensión de acción del nuevo gobierno, los derechos del campesinado, el replanteamiento de la política antidrogas, la premisa de desactivar las violencias en el territorio y la reforma agraria adquieren gran notoriedad.

Avances como el reconocimiento de los derechos campesinos, el impulso a las zonas de reserva campesina, el compromiso con la implementación del punto 1 del acuerdo de paz en clave de titulación y formalización de tierras entregadas a familias campesinas, la entrega de bienes incautados por la SAE, que habían sido utilizados para la politiquería y la corrupción y que ahora pasan a manos campesinas son, entre otros, hechos contundentes que evidencian el fruto de la lucha del mundo rural y proyectan la perspectiva de seguir avanzando en los cambios. Allí estaremos, de nuevo con Tierra, informando, visibilizando y reivindicando la lucha social y campesina por el futuro.

*Editorial del periódico Tierra, No. 23, septiembre 2023.