Desarrollo rural
Putumayo: de la coca al cacao
En el Putumayo se vive un auge del cacao gracias al cual, las familias rurales consolidan su tránsito a economías productivas lícitas, con inversión y apoyo de la ADR.
/ Miércoles 25 de septiembre de 2024
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Ya son tres las bonanzas económicas por las que ha pasado el departamento del Putumayo, incrustado en la Amazonía colombiana, al sur del país. Sin embargo, ninguna ha dejado una universidad, un hospital digno o servicios públicos de calidad.
La primera bonanza fue la petrolera, hace ya 55 años. La Texas Petroleum Company, multinacional estadounidense, prometió bienestar gracias al oro negro. Pero desde entonces, el crudo se extrae día a día y se bombea de Orito a Tumaco, sin que los putumayenses vean mejorar sus vidas.
La segunda bonanza fue la cocalera. Esta prometía dinero fácil, pero con ella vino la violencia, la contaminación química y la persecución, a causa de la llamada guerra contra las drogas, en la que la única víctima fue el campesinado pobre, reconvertido en raspachín o en cocalero, dejando de lado sus cultivos de alimentos para caer en manos de la economía mafiosa.
Este segundo “boom” tampoco trajo bienestar, solo una ilusión de auge económico que sólo enriqueció a los carteles pero que perpetuó las desigualdades del campo putumayense, dejándole, además, el estigma de ser tierra cocalera.
Una tercera bonanza terminó de agudizar la pobreza y de arruinar la economía regional. Las promesas vinieron por cuenta de las pirámides, que llenaron la cabeza de la gente con las ilusiones de fantásticas ganancias. Por cuenta de ellas, muchas familias del Putumayo fueron estafadas, luego de lo cual vino su derrumbe, que las dejó en la ruina, sin sus bienes y sin las ganancias ofrecidas.
Gracias a la reforma agraria que impulsa el gobierno del presidente Gustavo Petro, las familias campesinas del Putumayo hoy le apuestan a consolidar una economía productiva en la legalidad.
El campesinado putumayense está convencido de que la única bonanza posible es la que surge del trabajo asociativo de las organizaciones sociales. Por eso hoy se suman al tren de la reforma agraria para lograr acceso a tierras, financiación de sus proyectos productivos y comercialización a precios justos.
En los 13 municipios del departamento, se impulsan hoy proyectos factibles de alimentos, como cacao, frutales, asaí y chontaduro. El cacao, en particular, vive un auge con el que esperan sea reconocido el nuevo Putumayo.
“Quiero que mi Putumayo sea como el Eje Cafetero, pero con el cacao; quiero que seamos conocidos en todo el mundo con el cacao; y que las familias campesinas progresen, pero con el cacao”, dice Mary Luz Casamachín, líder de la Asociación Ruta del Chocolate, una de las nuevas expresiones organizativas de las comunidades de la región.
Mary Luz y su esposo sustituyeron definitivamente su antiguo cultivo de coca. Hoy lideran una de las 14 asociaciones campesinas e indígenas que agrupan a 625 familias que le apuestan por la transformación del campo.
En este proceso, ha sido fundamental el apoyo del Gobierno nacional. A través de la Agencia de Desarrollo Rural (ADR), se financió e implementó un proyecto productivo por 35 mil millones de pesos, gracias al cual llegó el cultivo de cacao a estas familias, además de capacitación, asistencia técnica, maquinaria e insumos.
“Este producto ha transformado no solo mi vida, sino la de muchas familias en este territorio, porque es una actividad que nos hace libres”, explica Mary Luz.
Para que este tránsito fuera posible, se necesitó también el cese de la persecución a las comunidades, que ya no padecen los efectos de las fumigaciones con glifosato, las cuales acababan no sólo los cultivos de coca sino también con los cultivos de pancoger, al tiempo que afectaba la salud de los campesinos.
Hoy, en el Putumayo, el cacao es más rentable que la coca. Mientras las economías ilegales se van asfixiando y marchitando, el cacao se consolida como fruto insignia. De él se producen varios derivados, como chocolate de mesa, chocolatinas, dulces, helado, salsas, mermeladas, vino y cremas. Por eso, hoy son varios los líderes que recorren el departamento para que los cocaleros se dediquen a sembrar cacao y puedan vivir dignamente y en libertad.