Reforma agraria
Una mirada desde el agrarismo
La lucha campesina, el despliegue y concesión de la postergada reforma agraria son el insumo para transformar las relaciones de propiedad sobre la tierra y reivindicar el mundo campesino. Reflexiones desde la academia y la organización agraria
/ Jueves 10 de octubre de 2024
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El Grupo SumaPaz es una iniciativa en educación e investigación popular, surgida en 2019 desde la universidad de saberes y luchas que es el movimiento campesino. Este equipo, compuesto por una red de investigadores y profesionales, acompaña desde el 2020 a las organizaciones campesinas. Su propósito es fortalecer sus iniciativas en la construcción de paz, defensa del territorio y consolidación de las Zonas de Reserva Campesina, con un enfoque agrarista.
Siete jornadas de estudio permitieron identificar distintos elementos clave para la discusión de la coyuntura actual del mundo rural, campesino y agrario, de los cuales se realiza una síntesis para los lectores de VOZ.
La reforma agraria y su pertinencia
Actualmente, la reforma agraria es una categoría que ha sido utilizada innumerables veces y reivindicada por diferentes sectores sociales en distintos momentos históricos del país.
Sin embargo, se considera que esta categoría recoge la demanda de los sectores populares, étnicos y campesinos por el acceso a la propiedad de la tierra como derecho, así como necesidad de redistribución de la misma, el poder y los medios de producción. Además, estas acciones deben ir acompañadas del fortalecimiento del cooperativismo, las economías populares y solidarias, la promoción y el derecho a la territorialidad campesina (Zonas de Reserva Campesina), para garantizar el derecho al territorio, tanto para la producción y el cuidado de la vida humana y no humana.
La reforma agraria no es una reivindicación única del campesinado, también congrega a los sectores populares y étnicos. Estos buscan el acceso y reconocimiento de su propiedad sobre la tierra que trabajan y han ocupado históricamente, así como a la titularidad de otros medios de producción. Su fin no es solamente tener la tierra, sino activar su función social: proveer de alimentos a los campos y las ciudades, sustentar la vida en el país y garantizar derechos fundamentales como la salud, la educación y el acceso a vías de movilidad digna.
Las luchas campesinas y de los diferentes sectores rurales solo pueden comprenderse desde una perspectiva histórica, que visibilice la lucha de clases. Esta categoría explicativa permite entender los procesos históricos asociados al sujeto campesino. Estas luchas se expresan de manera variada y heterogénea, pero, en últimas instancia, están unidas por el derecho a crear, recrear y sostener la vida en los distintos territorios rurales y campesinos.
Movimientos socioterritoriales campesinos
El territorio y la territorialidad son dos conceptos claves que, desde una perspectiva de espacialidad concreta, permiten comprender cada una de las veredas, municipios y subregiones donde han tenido lugar las luchas campesinas en diferentes períodos de colonización, organización y resistencia. También, son los espacios en donde se han creado las costumbres, tradiciones y procesos organizativos.
En consecuencia, se identifica la importancia de la organización campesina, como los sindicatos agrarios y asociaciones campesinas, que en muchos contextos, ha sido la instancia más importante para articular el territorio en su totalidad, abarcando el ámbito político, económico y cultural.
Las Zonas de Reserva Campesina, ZRC, son el instrumento por excelencia para fortalecer la relación fundamental del campesinado con el territorio y garantizar una adecuada producción, con las capacidades, tradiciones y condiciones del entorno. Estas zonas reflejan un acumulado histórico de más de cien años, consolidándose en esas regiones y subregiones que fueron levantadas por miles de campesinos y campesinas a lomo de mula. Las ZRC son las herederas de colonias agrícolas de comienzos del siglo XX.
Ambientalismo agrario, campesino y popular
Es necesario armonizar la legislación ambiental con las expectativas del campesinado, teniendo en cuenta los recientes avances legislativos, como la Jurisdicción Agraria y el reconocimiento del campesinado como sujeto de especial protección constitucional.
En la actualidad, existe un orden jurídico impuesto y excluyente que no se corresponde con la vida real de los territorios. Este marco, en su lógica colonial interna, no reconoce las prácticas y experiencias cuidadoras del campesinado de la frontera agraria. A través de una serie de legislación “verde”, en las últimas décadas, ha promovido el despojo y el desarraigo bajo supuestas figuras de protección ambiental. Sin embargo, el actual gobierno de Gustavo Petro presenta importantes destellos de esperanza para generar una conciliación entre las perspectivas ambientalista y campesina.
La lucha del campesinado por el reconocimiento de su dimensión ambiental es una reivindicación circunscrita con la reforma agraria. Sin esta última no habrá protección ambiental, sin reforma agraria será imposible conservar los bienes naturales, sin reforma agraria no habrá mecanismos para frenar la ampliación de la frontera agrícola.
La protección ambiental implica la redistribución de la tierra, el fortalecimiento de la economía campesina dentro de la frontera agrícola, el impulso de formas de producción en clave de transición agroecológica y la Jurisdicción Agraria.
Las reflexiones y aportes construidos en esta escuela reconocen que, en la actualidad, la cuestión agraria no se centra únicamente en el acceso a la tierra como problema fundamental. Debido a las condiciones actuales y acumuladas por décadas, también está intrínsicamente relacionada con la cuestión ambiental. Esto implica considerar las visiones y formas de relación los seres humanos y las naturalezas que los circundan, lo que a su vez impacta directamente en la gestión de los bienes comunes, los fines que los orientan y las dinámicas de aprovechamiento.
Publicado en Semanario Voz