Agencia Prensa Rural

Opinión
Cuando los multimillonarios controlan la narrativa
La hipocresía y la disonancia cognitiva son asombrosas. Mientras tanto, el público, inmerso en sus rutinas, sigue ajeno a esta pesadilla distópica.
Hannah Iman / Domingo 15 de diciembre de 2024
 

La complicidad de los parlamentos occidentales en lo que solo puede describirse como atrocidades es espantosa.

Tomemos, por ejemplo, el estado actual del Parlamento francés: en las elecciones de verano, la izquierda consiguió más escaños, pero el presidente Macron nombró a Michel Barnier, un político de derecha, como primer ministro. Cuando Barnier perdió el voto de confianza, Macron lo reemplazó por otra figura de derecha, François Bayrou.

La democracia está siendo marginada bajo el disfraz de la gobernanza, allanando el camino para que florezcan ideologías extremistas. Este es el modelo mismo del fascismo.

Se pueden observar patrones similares en Rumania y Georgia. Muchas de sus acciones rivalizan con la eficiencia calculada de los autócratas históricos. Pensemos en el reciente intercambio de opiniones en el Parlamento británico: cuando un parlamentario irlandés le preguntó al primer ministro Keir Starmer si aplicaría a Israel los mismos estándares que a Rusia, la respuesta tajante fue: “No”. Eso lo dice todo. Starmer está comprado y pagado, es totalmente corrupto.

Al mismo tiempo, estos Gobiernos apoyan al ISIS en Siria simplemente porque se alinea con sus objetivos estratégicos. La hipocresía y la disonancia cognitiva son asombrosas. Mientras tanto, el público, inmerso en sus rutinas, sigue ajeno a esta pesadilla distópica.

Estados Unidos y Gran Bretaña han respaldado sistemáticamente a las organizaciones terroristas, plenamente conscientes de las consecuencias a largo plazo. Su enfoque a corto plazo no tiene en cuenta la desestabilización que causarán en el futuro.

Tomemos como ejemplo el 11 de septiembre: si todavía cree que fue un incidente puramente “terrorista musulmán”, está equivocado. La OTAN y la CIA tuvieron algo que ver en él. Este tipo de alianzas están destinadas a ser contraproducentes, pero esto parece irrelevante para quienes impulsan estas agendas.

Si evita las redes sociales y se apoya únicamente en los medios tradicionales, es probable que elogie sus acciones. Si profundiza, la verdad se hace evidente, por lo que el pensamiento crítico es esencial.

La mayoría de las personas repiten palabra por palabra lo que escuchan en la televisión y la radio. Esto pone de relieve el peligro catastrófico de que los multimillonarios controlen la narrativa mediática. Surge una pregunta fundamental: ¿quién está detrás de los medios tradicionales? Por supuesto, son los multimillonarios quienes mueven los hilos. Es un ciclo de manipulación diseñado para beneficiar a quienes están en la cima.

Para quienes todavía creen ingenuamente que Donald Trump representa la paz, es hora de despertar. Las palabras "Trump" y "paz" son un oxímoron. En cuanto a la Administración Biden, sus políticas parecen diseñadas deliberadamente para exacerbar las controversias relacionadas con Trump. Pero en realidad, ambas Administraciones son dos caras de la misma moneda.

Al invertir en guerras interminables (en Ucrania, Israel y más allá), Estados Unidos se ha convertido en un Estado impulsado por la especulación armamentística. Cualquiera que piense que Trump habría actuado de otra manera está delirando. Él también se benefició de la misma economía de guerra, y sus políticas la habrían mantenido.

A medida que diciembre se acerca a su fin y comienza el nuevo año, el escenario geopolítico sólo se volverá más volátil. Los días venideros servirán como duros recordatorios de hasta qué punto el liderazgo global se ha alejado de los ideales de paz y justicia.

Formateado para publicación por Hikaru Kitabayashi
Traducción de Agencia Prensa Rural