¿Disminuye la coca?
/ Jueves 12 de noviembre de 2009
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Investigadora del TNI
El gobierno estadounidense publicó el viernes pasado sus estadísticas sobre cultivos ilícitos en Colombia para el año 2008. Según el monitoreo, la coca disminuyó en el país, pasando de 167 mil hectáreas en 2007 a 119 mil en 2008. Una vez más se observa que estos resultados no coinciden con los que presenta la ONU, entidad que reportó para 2008 una superficie de 81 mil hectáreas.
Lo importante es que en ambos casos, 2008 arroja una disminución de la coca en Colombia. La pregunta clave ante esta evidencia es a qué obedece esta disminución. Adam Isacson, especialista en Colombia que ha venido monitoreando la situación de los cultivos desde hace años observa cómo la disminución de la coca ha ido paralela con una disminución de la fumigación de los cultivos, a menos fumigación menos coca. El dato es apreciable en esta imagen en la que se observa también cómo en los últimos tres años se produjo también un aumento de la erradicación manual forzada.
Pero no es que haya una erradicación buena (la manual) y otra mala (la aspersión aérea). Mientras se trate de una erradicación forzada, difícilmente se puede hablar de progresos sostenibles en la lucha contra los cultivos ilícitos. Si bien la erradicación manual no impacta el ambiente del modo en que lo hacen las aspersiones con el herbicida glifosato, por sí misma no representa una opción económica para el campesino cultivador de coca. De modo que, como lo señala también Isacson, mientras el gobierno no le ofrezca al campesino una transición efectiva y duradera hacia una economía legal, en cualquier momento éste se va a ver de nuevo abocado a recurrir al cultivo de la coca para sobrevivir.
Es decir, si la disminución de 2008 no estuvo fundamentada en programas alternativos para los campesinos que dejaron de producir esas miles de hectáreas que desaparecieron del cuadro de ese año, probablemente ellos han vuelto a sembrar coca en 2009. El autor resalta en particular el caso de dos de los principales departamentos cocaleros del país, Putumayo y Nariño. Esos departamentos conocieron en 2008 el boom de las pirámides de dinero las cuales representaron para numerosas familias campesinas de esas regiones un ingreso económico suficientemente importante como para abandonar el cultivo ilícito. Es decir, sin proponérselo expresamente, las pirámides hicieron las veces de un efectivo programa de ingreso alternativo para muchos campesinos cocaleros, lo que se tradujo en una reducción de los cultivos en esas áreas. Con el desplome de las pirámides a finales de 2008, hay evidencias de que estos campesinos debieron retornar en 2009 a la economía de la coca.
Probablemente los progresos obtenidos en la reducción de los cultivos en 2008 no se sostengan en 2009, pero podrían servir para ayudar a las autoridades antinarcóticos a sacar conclusiones útiles en orden a revisar las actuales políticas para los cultivos: las fumigaciones no son necesariamente el mejor instrumento para atacar los cultivos ilícitos como han creído durante décadas pues ha habido reducción de cultivos en un período de reducción de las fumigaciones; y la manera más segura y eficaz de evitar que el campesino recurra al cultivo ilícito es ofreciéndole una alternativa económica sostenible que le garantice un ingreso para vivir.