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No soy una mujer indígena... pero...
Raquel / Martes 24 de abril de 2007
 

No soy una mujer indígena porque mi cuerpo nació cicatrizado

Con el pecado original, con la angustia de haber nacido, la desesperación

De mi madre del deber cumplido como esposa, y la agonía

Y el afán de mi padre de conseguir dinero para vestirme.

No soy una mujer indígena porque mis padres se pelean a causa

Del cansancio que tienen sus cuerpos al llegar el crepúsculo,

Por el vacío que hay en sus vidas y

La aburrición que les genera su cotidianidad.

No soy una mujer indígena porque cuando abro

Los ojos en la mañana no veo el cielo, nunca piso la hierba, no respiro aire limpio.

No soy una mujer indígena porque temo mostrar mi cuerpo

Y oculto cada parte, cada centímetro de mi, especialmente aquellas

Partes que han sido burladas por la estética y por esa caja maldita

(El televisor) que me ha enseñado a olvidarme de mi esencia, que me ha obligado

Vestir con los harapos de una historia que me fuerza a creer.

Mis hermanos no son indígenas porque hace mucho rato no están

Con sus padres y abuelos, ya que han sido asesinados por los sicarios de la historia.

Mis hermanos no son indígenas porque creen tener afán de llegar

A un lugar donde impera el individualismo, donde un orgasmo

Es reemplazado por un espacio donde no existen las sensaciones, no existe el miedo,

No existe nadie ni nada, donde se cree que el uso controlado

Del tiempo y de la vida es el medio para llegar al dios dinero.

Mis hermanos no son indígenas porque matan con sus manos

Los sueños y las ilusiones de los otros, porque escupen sus comidas,

Porque se temen ellos mismos, porque gritan, y no al viento si no al corazón del otro,

Porque creen que “ser grandes” lo lograran fuera de sus espíritus,

Fuera de la humanidad y en muchos casos contra ella.

Mis hermanos no son indígenas porque no han aprendido a amar y a vivir.

Sé que mi corazón es agua y tierra, que mis sueños son fuego,

Que mis ilusiones son aire y que mi esperanza es vida.

En el fondo sé también que el suelo que no puedo pisar, porque mis

Pies no están acostumbrados a sentir latir la tierra, sigue latiendo, y aunque

no soy una mujer indígena vibro con cada luna roja,

Con cada amante, con cada lagrima, con cada sonrisa, con cada sentimiento,

Con cada muerte, con cada mirada, con cada árbol, con cada comida….

Y solo por estas vibraciones, siento que vivir se hace esos

Instantes eternos en que uno esta amando y quiere seguir sin el tiempo.

Aunque no soy una mujer indígena, creo en el amor en la vida como esencia

De la vida misma, por ello mi vida está para combatir la soledad,

El vacío, la impotencia y la inexistencia de humanidad y

Entregar en cada corazón un soplo de vida.

Aunque tú, mi amado, no eres un hombre indígena

Y yo no soy una mujer indígena, te propongo que amemos y

Vivamos desnudos complaciendo nuestros cuerpos y almas como los indios nos enseñaron.

Ten en cuenta que mi propuesta no es ingenua, porque negarte

Que me das vida, seria negarte que muero de ansiedad cuando estas conmigo y

Sé que vas a partir. En esos instantes solo me queda sentarme a revivir

Esos momentos en que me haces vibrar con tus palabras, tus gestos,

Tus silencios, tu falo, tus recuerdos, tu tranquilidad, tus caricias, en esos momentos

Creo ser una mujer indígena porque me haces feliz.