ILSA debate del 24 de marzo 2010: Elecciones parlamentarias 2010
¿Consolidación de la derecha en Colombia?
«Los resultados electorales son solamente la punta del iceberg»
/ Martes 30 de marzo de 2010
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Responsable de comunicaciones de ILSA
ILSA debate no es una plataforma meramente académica o como lo dice Jairo Estrada, director
de ILSA, al iniciar la discusión el 24 de marzo 2010: «Nuestros debates se parecen más a
tertulias que a conferencias académicas».
Más que de una consolidación de la derecha en Colombia, después de las elecciones
parlamentarias de éste mes se habla de las huellas que dejan los gobiernos sucesivos de
Álvaro Uribe, de los niveles de abstención y del Polo Democrático Alternativo, PDA. En el
debate participan como panelistas Héctor Moncayo y Jesús Aníbal Suárez, investigadores de
ILSA, Sergio De Zubiría, Profesor en Filosofía en la Universidad de los Andes y Marco Romero,
Profesor en la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional.
La abstención
Al abrir el debate, Moncayo plantea una inquietud importante: él no sabe si el análisis de las
pasadas elecciones hace parte de las ciencias políticas o si se semeja más a una investigación
criminal. «Es escandaloso que no se haya vuelto a hablar de los resultados de las elecciones»,
sostiene Moncayo, «se habla de la ineficiencia de la Registraduría -a pesar de que a las 6 a.m.
del día siguiente de los comicios ya se había escrutado el 93 por ciento de los votos- para
ocultar el problema real: un posible fraude en las elecciones».
Aunque, según cifras oficiales, 24 millones de colombianos podían votar, el investigador de
ILSA calcula que solamente 15 millones fueron a la urna. «La abstención sigue siendo la opción
preferida de los adultos», afirma De Zubiría, «63 por ciento de la población con derecho a votar
no lo hizo».
Ocho años de uribismo y lo que viene después
El Profesor de Filosofía describe el gobierno del actual Presidente como «ocho años de
inmoralidad uribista» que incluyeron «alianzas hasta con el diablo» y una serie de prácticas que
antes no eran moralmente aceptadas: el nepotismo, la “formalización” de empresas electorales,
entre otras. Romero, por su parte, opina que el Uribismo protegió el para-Estado y que se
debería prestar más atención a fenómenos como la financiación privada y el clientelismo. «Las
mafias están institucionalizadas», afirma.
Por otro Lado, Suárez especula que 40 por ciento de los conservadores votarán por Juan
Manuel Santos en las elecciones presidenciales de mayo. Eso corresponde a 4’630’000 votos,
un 35 por ciento del total de votos. Uribe, en 2006, obtuvo el 60 por ciento de los votos. «La
unidad uribista de 2006 ya no existe», asevera el investigador de ILSA, «hay fraccionamiento en
el bloque uribista». Suárez destaca los 146’000 votos obtenidos por Antanas Mockus, los
531’000 votos de la consulta interna del Partido Verde y, en conjunto, los describió como «un
gran logro».
¿Qué pasó con el PDA?
Los resultados de las elecciones motivan la discusión sobre la actual fuerza política del PDA.
Moncayo habla de «exceso de idealismo» y de «falta de pragmatismo». Para el investigador de
ILSA, el problema del PDA radica en la pérdida de su identidad política. Una posible solución
planteada por Moncayo es que los partidos políticos nacieran de los movimientos sociales
existentes en Colombia. De Zubiría, por su parte, habla de una parálisis del PDA, del
fraccionamiento de la lucha social y popular, de personalismo y de «enormes dificultades de
organización». Suárez subraya que en Colombia no hay partidos políticos de izquierda y, como
forma de protesta, formula preguntas sobre la posibilidad de abstenerse o de votar en blanco.
Romero propone que se relance el PDA o que se funde otro partido de izquierda. Califica a los
dirigentes del PDA como «Opnis» (objetos políticos no identificados). «Si un partido no es capaz
de gobernarse a si mismo, no es capaz de gobernar un país», resume.
La culminación de un proceso a través de la guerra
Una vez concluida la exposición de los panelistas, se abre la discusión para motivar la
participación de las personas asistentes. El PDA ocupa un lugar importante en el debate. «Hay
que ir a la base, entrar en contacto con el pueblo, lo que no hace el PDA», critica un asistente.
Otra persona sostiene que el PDA nunca ha hablado de sus logros sociales en la ciudad de
Bogotá.
Las conclusiones que surgen del debate se orientan hacia la necesidad de fortalecer el
movimiento social, establecer un programa político mínimo que tenga en cuenta el conflicto
armado y la pertinencia de una reforma política. Moncayo recuerda que «Uribe no es la causa
sino la culminación de un proceso a través de la guerra» y que los resultados electorales son
solamente la punta del iceberg, una pequeña expresión del conjunto de la sociedad. El
investigador afirma que los resultados contienen, en el fondo, un elemento que parece
universalizarse: el odio de algunos ciudadanos hacia la política.