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Tres a uno en Cúcuta
Freddy Ordóñez / Lunes 28 de mayo de 2007
 

Para cualquier cucuteño “tres a uno” hace referencia al último marcador con el cual el equipo local ganó al onceno capitalino Los Millonarios, y evidentemente así fue: el pasado domingo 27 de mayo, en el estadio General Santander de la capital nortesantandereana, el “doblemente glorioso” Cúcuta Deportivo venció 3 a 1 al equipo visitante, en lo que fue una tarde dominical más de éxitos en el invencible estadio, que contó con 20.000 espectadores en sus tribunas.

Pero si los cucuteños nos detenemos y miramos con atención esta cifra, tres a uno también representa el número de ex comandantes de las AUC (tres), que han señalado al alcalde de Cúcuta (uno), Ramiro Suárez, de haber tenido nexos con esa organización.

Y los goles van así:

Uno. El primero de los jefes de las AUC en hablar de los acuerdos entre los paras y Suárez fue Jhon Mario Salazar Sánchez, alias “el pecoso”, quien en su versión libre rendida el pasado 29 de marzo dijo que el asesinato de José Agustín Uribe Guatibonza, ex asesor jurídico de la gobernación de Norte de Santander, fue un favor personal hecho al alcalde Suárez.

Dos. Posteriormente, el ex comandante del Bloque Catatumbo, Salvatore Mancuso, en su versión libre del 16 de mayo, señaló que había realizado acuerdos con el entonces candidato Suárez, para apoyarlo en sus aspiraciones políticas. A cambio del apoyo paramilitar, el candidato se comprometió a entregarles a los paras varias secretarías municipales, lo cual según Mancuso se realizó.

Tres. Finalmente, el caso más reciente es el del ex comandante del Frente Fronteras, Jorge Ivan Laverde Zapata, conocido como “El Iguano”, “Pedro Fronteras” o “Pedro Catatumbo”, quien la semana pasada indicó que fue Ramiro Suárez quien solicitó al frente paramilitar, comandado por Laverde Zapata, la neutralización del veedor Pedro Durán y del asesor de la alcaldía, Alfredo Enrique Flórez, señalados por el alcalde de ser miembros del Frente 33 de las FARC–EP. En el 2004 el alcalde Ramiro Suárez fue capturado por orden de la Fiscalía General de la Nación en un proceso que se le abrió por el delito de “concierto para delinquir”. En esa ocasión también se le señalaba de nexos con “El Iguano”, debido a unas grabaciones interceptadas a las AUC. El alcalde, en su muy particular estilo, decía que “las únicas iguanas que conocía eran las del parque Santander”. Esto lo mantuvo en prisión por ocho meses, pero la investigación fue precluida por un Fiscal especializado de Segunda Instancia de Bogotá, y el alcalde quedó libre. Suárez no se acordaba en ese entonces de las “iguanas”, las que al parecer sí se acuerdan de él y según parece lo conocen bien.

La pregunta que surge es ¿Por qué si a otros políticos señalados por los ex AUC se les ha determinado orden de captura al alcalde Suárez no? ¿Tendrá relación con la racha de triunfos a nivel nacional e internacional del Cúcuta Deportivo, equipo cuyos principales dueños son amigos del alcalde? Se puede pensar que una detención del actual mandatario, quien por cierto maneja la ciudad fronteriza, cual señor feudal maneja su feudo, implicaría el inmediato cese de triunfos por parte del doblemente glorioso equipo, en el cual tanto los cucuteños como los colombianos tienen puestas sus aspiraciones del título de la Copa Libertadores.

La idea de disfrazar lo que pasa en política con la fiesta del fútbol no es descabellada ni nueva: La dictadura militar argentina utilizó el Mundial de Fútbol de 1978 para ocultar las graves denuncias sobre violaciones a los Derechos Humanos ocurridas durante la dictadura. La selección Argentina ganó el mundial y se mostró al mundo un pueblo feliz y alegre. El logro deportivo fue un logro político.

Habrá que esperar a ver qué pasa con el Cúcuta Deportivo si gana el partido ante el Boca Juniors el próximo jueves y avanza en las semifinales de la Libertadores, y si su “cuasi dueño”, el alcalde Ramiro Suárez, es investigado en el proceso de la parapolítica, se ordena su detención o por el contrario se anuncia su inocencia ante los señalamientos de los ex paramilitares (para quienes las mentiras en el marco de la Ley de Justicia y Paz implican pérdida de los beneficios obtenidos). ¿Será necesario esperar a que el marcador esté cuatro a uno en contra del alcalde para que la justicia actúe? o ¿De nuevo un triunfo deportivo se convertirá en un triunfo político?