Sindicato de Trabajadores Agrarios del Sumapaz
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Sumapaceños se oponen a la ejecución de megaproyecto hidroeléctrico
Agencia Prensa Rural / Lunes 23 de agosto de 2010
 

Hace más de cuatro décadas se tenía diseñado el proyecto hidroeléctrico más ambicioso en la capital de la nación, que tenía como epicentro la zona de Sumapaz, territorio rural que abarca el 48% del Distrito Capital.

Con una extensión de 75.756 hectáreas, ubicado sobre la cordillera oriental entre los departamentos del Tolima, Meta y Huila, con un ecosistema biodiverso que cuenta con bosque alto andino rico en flora y fauna en los que podemos encontrar especies nativas como el curí, el cóndor, águila real, venado blanco, danta de páramo, conejos y tigrillos entre otros.

Siendo la reserva hídrica más grande de Colombia, poseedora de importantes lagunas y cuencas hídricas que vierte sus aguas a los ríos Magdalena y Orinoco que a su vez surten de este líquido a los departamentos colindantes y al distrito.

En la actualidad la localidad 20 cuenta con 3.000 habitantes en 28 veredas, tres corregimientos San Juan, Nazareth y Betania. Las veredas La Unión, Tunal Bajo y Santo Domingo pertenecen al corregimiento de San Juan, escogidas por su ubicación por Emgesa como sitio para construir un embalse y una presa dentro del proyecto hidroeléctrico Sumapaz.

Emgesa es una empresa comercializadora y generadora de energía eléctrica, creada en el año 1997 como resultado de capitalización de la empresa de energía de Bogotá, donde desarrolla su participación a través de la EEB y Endesa.

Según estudios realizados por esta empresa, las áreas con más viabilidad para el desarrollo de este proyecto son los municipios de Cabrera, Pandi y Venecia, del departamento de Cundinamarca, e Icononzo, del departamento del Tolima.

El recorrido de las aguas del río Sumapaz será intervenido para la captación de agua en 5 cadenas de generación. 2 en el municipio de Cabrera y 3 en el municipio de Icononzo, 11 centrales distribuidas en los municipios por donde fluyen las aguas de este rio, un embalse situado a 2675 msnm y la presa a 2680 msnm.

Por consecuencia de los 115.458.540 m3 de excavaciones, las familias que allí habitan serán trasladadas involuntariamente por la afectación de la totalidad de sus predios y 119 hectáreas de zona de cultivos. Hay que tener en cuenta que muchos de los propietarios no tienen un título que los acredite como dueños de sus fincas, por lo que se hará más difícil la venta de los terrenos, siendo un factor determinante porque los campesinos no están en disposición de hacerlo.

Según el informe de estudios llevado a cabo por Emgesa, se alterará el régimen del caudal natural del río Sumapaz en 60 kilómetros, sumándose los tramos de caudal que se reducirá en 17% y 34%. Doce serán las quebradas con riesgo de abatimiento. Se verán afectadas especies acuáticas, y de igual manera será la alteración inminente del patrimonio arqueológico, estaciones de arte rupestre (petroglifos y pictografías), sin contar la afectación de la cobertura vegetal y posibles alteraciones de la salud y de las actividades domésticas y agropecuarias por disminución del recurso hídrico y por eventual reducción de su calidad.

Aunque la comunidad de Sumapaz rechaza estas obras por el impacto que generara social y ambientalmente, algunos funcionarios de la empresa Emgesa dejan claro que esto es un hecho y tan solo se quiere socializar la información y buscar acercamientos con las comunidades de la región para buscar alternativas de disminuir los impactos que contraerán estas obras. Situación que ha sido compleja puesto que no se ha llegado a un acuerdo para una posible reunión, ya que sus habitantes se niegan a permitir el ingreso de esta empresa a la región.

Estos pobladores, después de ser los más privilegiados por ocupar el territorio de los indígenas Muiscas y Sutagaos, quienes lucharon por dejar sus tierras libres de las manos de saqueadores, ahora se dan cuenta que es inminente el poder y las pretensiones del capitalismo voraz que sigue empecinado en desplazar y usufructuar a sus habitantes. El deber de sus nuevos moradores será resistir y proteger lo que dejaron nuestros ancestros y predecesores.