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Campesinos y comunidades barriales marcharon contra la pobreza y exclusión
Agencia de Prensa IPC / Viernes 8 de octubre de 2010
 

Disleny Bedoya viajó desde Támesis, Suroeste antioqueño, para manifestarle a la opinión pública y a las autoridades departamentales en particular que en su municipio natal están en desacuerdo con la explotación aurífera que pretende desarrollar allí la empresa inglesa Anglo-Gold Ashanti, pues según ella, traería graves perjuicios medioambientales, sociales y económicos para la población de toda esa subregión.

Para su fortuna, su voz no fue la única que se levantó en la plaza pública para rechazar la intensión que tienen decenas de empresas privadas, tanto extranjeras como nacionales, de explotar a gran escala los recursos hídricos, madereros y mineros que posee el departamento aún a costa del bienestar de miles de campesinos.

Junto a Disnely arribaron a la Plazoleta de las Esculturas del Museo de Antioquia, varios buses provenientes de Caramanta, Támesis, Granada, San Francisco y Cocorná, quienes se unieron a las decenas de habitantes de periféricos de Medellín como La Cruz, La Honda y Bello Oriente, entre otros, para manifestarse en contra de la pobreza, la inequidad, la desconexión a los servicios públicos y la privatización de los recursos naturales.

Todo ello en el marco de la Marcha Carnaval por la Dignidad, la Defensa del Territorio, los Recursos Naturales y Contra el Despojo, que tuvo lugar este jueves 7 de octubre y que hace parte de la programación del Segundo Foro Social Popular, evento que reúne a cientos de organizaciones barriales, comunitarias y sociales de Medellín y cuya finalidad es avanzar en la búsqueda de alternativas y propuestas para transformar la situación de pobreza y exclusión social que se presenta en la ciudad y el departamento.

Como su nombre lo indicó, se trató de una colorida movilización en la que a través del arte, la música, la danza y el teatro, las comunidades barriales y rurales hicieron visibles sus problemáticas con el fin de generar debates en los escenarios públicos y políticos.

“Es una estrategia que nos ha dado mucho resultado. Hoy, por ejemplo, la ciudadanía en general considera pertinente el debate por las altas tarifas de los servicios públicos y la desconexión que está generando esta situación en la ciudad. Ya la gente se apropió del lema: ‘o comemos o pagamos”, señaló Olimpo Cárdenas Delgado, integrante del Equipo Departamental de Servicios Públicos y Pobreza y uno de los responsables del evento.

Y así como en la Marcha Carnaval se volvió a enfatizar en la difícil situación que hoy padecen los habitantes de los barrios más pobres de Medellín donde se estima que por lo menos unos 80 mil suscriptores se encuentras desconectados de energía eléctrica, agua y gas por incapacidad de pago; también se puso en evidencia la amenaza que se cierne sobre las comunidades rurales por cuenta de la explotación minera e hídrica.

Por lo menos así lo hizo saber la comunidad del Suroeste a través de Disleny, quien aseguró que el gran temor de los pobladores de la región es que la Anglo-Gold Ashanti decida iniciar explotación aurífera en un sector conocido como Río Frío, en límites con el municipio de Jericó, donde la empresa ya realizó, hace poco menos de dos años, los respectivos procesos de exploración.

“La explotación sería a cielo abierto y eso generaría un daño ambiental muy grande. Ahí están las fuentes hídricas que surten los acueductos de Támesis y parte de Caramanta”, explicó la mujer, añadiendo además que la explotación minera generaría impactos sociales aún no calculados.

“La gente del Suroeste no es minera, somos campesinos y lo que va a pasar es que la tierra la van a destinar al oro y, ¿Cómo vamos a hacer para vivir sin tierra para cultivar? Además, en esa zona hay un resguardo Embera-Chami, ¿Qué va a pasar con ellos? Nadie nos ha respondido.Nosotros no queremos que nos pase lo mismo que en Marmato (Caldas), donde hay muchos problemas sociales luego que decidieron acabar con la minería artesanal y llegó la minería a gran escala”, indicó Disleny.

Nuevo modelo
Igual postura expresaron los campesinos del Oriente antioqueño, territorio que ahora se proyecta como una de las principales fuentes energéticas del país gracias a su riqueza hídrica y sus altos niveles de pluviosidad, casi únicos en el país. De hecho, ahora que la guerra pasó a un tercer plano, comienzan a conocerse intenciones muy serias de construir varios megaproyectos hidroeléctricos que, según Benito Guarín, representante de la Asociación de Pequeños y Medianos Productores del Oriente Antioqueño, no redundarían en un mejoramiento de vida de los campesinos de la subregión.

“En el Oriente antioqueño se piensan construir 42 centrales y microcentrales y el territorio se puede convertir en un gran embalse y, de seguro, nos veremos avocados a un nuevo desplazamiento. Tampoco creemos que se genere riqueza como nos dicen. Gracias a un estudio que realizamos, comprobamos que el 80% de los campesinos del Oriente viven con menos de 200 mil pesos mensuales. ¿Se mejorarán las condiciones de estos campesinos con estos megaproyectos?”, preguntó Guarín.

“Nosotros lo que queremos –continuó el campesino - es que nos dejen vivir en el territorio, que nos respeten nuestra condición de campesinos y que se generen alternativas de desarrollo que nos permitan salir de la pobreza y no que nos impongan modelos económicos que, por el contrario, generarán mas exclusión”.

Dicha petición, que fue compartida por las comunidades rurales de Oriente y Suroeste antioqueño, fue consignada en un documento que será enviado al gobernador de Antioquia, Luis Alfredo Ramos. Allí también se hacen propuestas concretas tendientes a solucionar problemas derivados de los servicios públicos domiciliarios.

“Hay un tema sobre la mesa: el Plan Departamental de Aguas, donde el Estado espera regular el manejo de los acueductos para luego cederlos a empresas extranjeras. Nosotros proponemos impulsar acueductos veredales, como el que hay en Carmen de Viboral. También pedimos que se garantice un mínimo vital de agua para las comunidades pobres de la ciudad, que se reduzcan las tarifas de energía eléctrica en las zonas rurales, pues para los campesinos están resultando prácticamente impagables”, indicó Olimpo Cárdenas D.

En síntesis, el texto plantea la urgencia de re-plantear el actual modelo económico de la región pues, tal como lo aseguraron los representantes de los diferentes sectores sociales, lo único que ha generado es pobreza, exclusión e inequidad.

“Precisamente la concepción de todo este movimiento es la de diferenciar lo que la gente quiere y realmente necesita frente al llamado modelo de desarrollo que nos imponen. Aquí la gente está aprendiendo a anteponer el concepto de comunitario al de público y de plantear alternativas de calidad de vida y desarrollo integral distintas al desarrollo capitalista”, aseveró Cárdenas.