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La picota pública
David Rabelo Crespo / Martes 12 de octubre de 2010
 

Desde muy joven decidí vincularme a la lucha estudiantil, social y política; entendí que asumir ese compromiso de combatir las injusticias y desigualdades, me convertirían en objeto de persecuciones y calumnias con el fin de destruirme y sacarme del escenario público. Ello explica los innumerables a tentados contra mi vida, la estigmatización y la judicialización a que he sido sometido. Sin embargo, nunca me he amilanado ante tanta agresión, siempre he mantenido una posición vertical en defensa de los principios políticos y filosóficos y me he mantenido en acompañamiento firme al lado de la población victimizada.

Hoy, no cabe la menor duda de que estoy siendo víctima de un montaje descarado de los verdugos, quienes han cometido los peores hechos atroces contra la población civil; precisamente esas atrocidades las he denunciado una y otra vez, sin que me haya temblado la voz.

No solamente me han confinado en la cárcel la Picota, también mi nombre y dignidad han sido puestos en “La Picota Pública”. Por esta razón, en adelante esta columna la llamaré “La Picota Publica”, desde donde seguiré escribiendo y opinando, porque si bien es cierto que mi cuerpo está encerrado, mis ideas nunca las podrán encerrar; ellas trascenderán las mazmorras donde equivocadamente creen que van a acallarme.

Seguiré utilizando ésta columna para enviar el mensaje, sobre la necesidad de construir una nueva sociedad. Modestamente haré todo lo posible, a través de esta columna, para seguir expresando mis ideas y mensajes claros y para ello, tendré en cuenta lo expresado por el maestro, Abdalah Ibn- Almokaffa, quien afirmó: “Las palabras deben utilizarse para expresar ideas y no para llenar espacios, y la lengua para enseñar y no para aturdir”.

La solidaridad sincera que he recibido me fortalece, a todas las organizaciones sociales, sindicales y populares, religiosas, a la mesa Internacional de Complementariedad, La Mic, Brigadas Internacionales de Paz, a Christian Aid, Amnistía Internacional, los colectivos de abogados, el Polo Democrático Alternativo, las organizaciones campesinas, las mujeres amas de casa, jóvenes, mi familia, en fin, a todos…mis agradecimientos porque su apoyo ha sido muy grande.

Mucha gente me preguntan las razones por las que se han ensañado contra mí, y les respondo con tres situaciones que han agudizado la persecución:

1. El acompañamiento permanente a las víctimas de los hechos atroces que cometieron los grupos paraestatales entre los casos se encuentran: los hechos ocurridos el 16 de mayo de 1998, el 28 de febrero de 99, las incursiones de la Red 07 de la Armada Nacional, el genocidio contra Unión Patriótica, y otros hechos colectivos y selectivos, que han martirizado a los pobladores y pobladoras de la Región del Magdalena Medio; así mismo, por mi posición inclaudicable por la defensa de la integridad de los Derechos Humanos, y que los victimarios han tomado como una ofensa a sus oscuros propósitos.

2. En el año 2.007, un periodista desde E.E.U.U. me llamó y me puso en conocimiento la existencia de un vídeo, en el que se registraba una reunión del presidente Álvaro Uribe con varios paramilitares de la ciudad de Barrancabermeja, en el mes de Octubre del 2.001 en el municipio de Puerto Berrio, cuando se encontraba en la primera campaña hacia la presidencia de la república. Ese vídeo lo recibí y efectivamente, se comprobó la existencia de esa reunión, donde varios paramilitares estaban reunidos con el presidente Uribe y en los cuales se constató que algunos de ellos, en ese momento, aparecían en los registros de desmovilizados. Denuncié este hecho por los diferentes medios de comunicación del orden nacional y es ahí cuando nuevamente me convierto en objetivo de los grupos de seguridad del Estado ¿Por orden de quién?, es fácil averiguar; en ese momento es cuando comienza a cocinarse el descarado MONTAJE de la cual soy víctima.

3. Cuando cumplí las funciones de concejal, me caractericé por ejercer el control político al ejecutivo local. El 4 de abril del año 2.003, se realizó en el concejo de Barrancabermeja un debate político por el tema de corrupción administrativa en el municipio de Barrancabermeja; tuvimos la oportunidad de invitar al Concejo Municipal al periodista Emeterio Rivas y de manera contundente el comunicador demuestra los actos de corrupción que se suscitaban en el momento, también los concejales sustentamos estos hechos que ocurrían al interior de la administración pública, sin que el funcionario de turno pudiera demostrar lo contrario. Después del debate las amenazas se multiplicaron contra el periodista Emeterio Rivas y contra los Concejales, particularmente contra David Ravelo. El 6 de abril, dos días después del debate, Emeterio y 3 estudiantes de la Unipaz que lo acompañaban, fueron asesinados por los paramilitares. Sin temblarnos la voz denunciamos estos hechos atroces. La fiscalía investigó y un juez de la República, condenó a Julio Cesar Ardila Torres, Alcalde de Barrancabermeja a 28 años y cuatro meses de cárcel por el asesinato de Emeterio Rivas. Esa circunstancias, ofendió al narco paramilitar Julián Bolívar y desde entonces, ha utilizado a sus compinches para que de manera falsa, me involucren de hechos ocurridos hace cerca de 20 años.

Sin lugar a dudas que las denuncias que he hecho, frente al saqueo del erario público, despojos de tierras de los campesinos y los crímenes de lesa humanidad, cometidos contra indefensos pobladores, ha exacerbado los ánimos de estos criminales, que no han escatimado esfuerzos para proferir amenazas de muerte en mi contra, e intentar asesinarme, pero lo “raro” es que esas amenazas de muerte nunca las hicieron a mi celular, si no al de los familiares más cercanos ¿sería que sabían que mi teléfono estaba chuzado? Solamente los cobardes se esconden detrás de un teléfono o un panfleto para amenazar y utilizar la mentira como arma para hacer daño.

De mi parte, siempre he puesto la cara, he actuado y seguiré actuando de cara a mi gente. Sencillamente aspiro que actúen en derecho para demostrar mi inocencia. A todos y a todas, muchas gracias por esa inmensa solidaridad y con ese acompañamiento, siento que no estoy solo en esta batalla por la libertad.