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Lazarat Blues y otros rapsodas
Una mirada a Albania, el país más campesino de Europa, el 60% de su población vive del campo. El primer productor europeo de marihuana y el país más corrupto del viejo continente
Javier Gonzáles Skaric / Jueves 24 de febrero de 2011
 

El villorrio de Lazarat se encuentra en el distrito de Gijrokaster, al sur de Albania vecino a Saranda y enclavado en las faldas de las montañas. Tiene 5.600 habitantes y un área aproximada de 1.500 hectáreas de tierras de cultivo. Un misterioso enclave en la también enigmática Albania, un lugar mítico del cultivo de marihuana en los Balcanes, las leyendas que corren sobre el villorrio van desde aquellas que dicen que no hay extraño que haya entrado en el pueblo y haya salido con vida, o aquella que dice que todo el pueblo anda armado con Kalashnikov al punto de que la policía jamás ingresa en el territorio. En fin, lo cierto es que de todas las leyendas algo de verdades se van descubriendo.

El proceso de transición albanesa es iniciado a la muerte de Enver Hoxha en 1985 por su heredero Ramiz Alija quien abrió el camino hacia el multipartidismo forzado por sus propios camaradas, entre ellos por Sali Berisha, el actual primer ministro del país y antiguo médico de cabecera de Hoxha. Este fundó el Partido Demócrata en 1990, un partido de tendencias derechistas al corte de los Partidos Populares europeos, junto a él estaba el economista Gramoz Pashko, también antiguo “camarada”, un economista reciclado hacia el capitalismo. La joya de Pashko, quizás basada en el entusiasmo que le provocaba el ansiado capitalismo, fue la consigna de que Albania empezaría de cero, lo que significaba desmantelar toda la industria heredada del antiguo régimen comunista. El pueblo no esperó más para entrar a las fábricas e industrias y destruirlo todo, se robaron hasta los tornillos, los campos de vides antaño bien organizados fueron también quemados, se destruyeron los canales de riego y sistemas de embalses. ¡Total, la promesa del paraíso capitalista estaba a la mano y no había porque preocuparse ya que se iniciaba una era a partir de cero! Algo que por desgracia no fue verdad y que hasta hoy se sigue esperando, al contrario, lo que llegó fue una ola de capitalismo mafioso que convirtió al país en un inmenso mercado de contrabando, mafias y grandes negocios piramidales que mantenían una falsa economía sin ningún control fiscal o bancario.

Como a todos los albaneses, en 1996 la miseria de la debacle de las pirámides financieras les tocó sufrir también a los habitantes de Lazarate. Habían vendido hasta las vacas para meter el dinero en las “cajas mágicas de multiplicar la pasta” y de pronto se encontraron en la más terrible de las miserias. Es posible que en los Balcanes no exista pueblo más guerrero que los albaneses y en particular, los hombres de las montañas; enfurecidas masas inundaron las ciudades y vaciaron todos los arsenales militares; el resultado fue que se robaron un millón de Kalashnikovs y otras armas de guerra entre granadas de mano, minas terrestres y pistolas automáticas. Nadie entiende cómo es que no se desató una guerra civil de dantescas consecuencias. ¿Fue la intervención mágica del FMI? ¿Fue que alguien “desconocido” inyectó dinero desde occidente para evitar el holocausto? ¿Quién sabe? Al final las cosas se calmaron y todo volvió a un curso de forzada normalidad, todo no, en realidad las armas nunca más volvieron a los arsenales…

Dicen entre otras leyendas que por entonces apareció un griego llamado Dimitriópolous por las tierras de Lazarate trayendo consigo las milagrosas semillas de cánnabis de Kalamata, una variedad autóctona de Grecia que se cultivaba desde hacía siglos y muy apreciada en el siglo 19 cuando Grecia era primer exportador de Hachís en el Mediterráneo. Algunos vecinos dicen que conservan aun los papeles en donde el griego escribió las fórmulas agronómicas para cultivar el cánnabis… dicen… Lo que es verdad es que ahora se cultivan variedades traídas de Holanda y poco a poco se van perfeccionando las maneras de cultivo de plantas sin semilla, la calidad del producto es bastante variable porque aun no se ha logrado una estandarización pero hay que decir que van por el buen camino.

El mítico pueblo de Lazarat con su impenetrable frontera se hace aun más increíble cuando comentan que es el lugar más rico de país con un movimiento anual de 30 millones de euros, cosa que no parece mucho pero que en estos espacios puede ser demasiado. Hay en el pueblo un concesionario de coches de lujo usados que podría ser envidiado por cualquier negocio semejante en Tirana; venden los mercedes, audi y porsche que cualquier “pijo” occidental desearía a precios de regalo porque todos son del “mercado negro”. G. ya se compró un porsche 2008 y lo maneja en la ruta Tirana – Lezha a 150 Km. Por hora fumando su canuto acompañado de “turbo balkan” a todo volumen. Me cuenta que alguna vez cruzó el estrecho de Otranto hacia las costas de Bari acompañando a su tío en una lancha ultra veloz y que desde esas experiencias ama el riesgo y la velocidad. Dice que su padre abandonó el “bussines” y ahora se dedica a negocios legales porque ya hizo una fortuna aceptable, la construcción de nuevos edificios está de moda y quien tiene capitales se dedica a ello… G. ahora es gerente-constructor y administra la firma de la familia en Tirana, va bien vestido y es muy amable, pasaría por cualquier “bussines man” italiano…

El mito de Lazarat como capital albanesa de la marihuana, es hasta cierto punto lo dicho; un mito. Las promesas gubernamentales y el empeño de repetir cada cierto tiempo de que se tratará con “mano de hierro” el problema, siempre acaba como un leitmotiv frente a los políticos de Europa occidental, como si el problema de la producción fuese el obstáculo verdadero para el futuro ingreso del país en la unión. Las estructuras corruptas que dominan el escenario político y económico del país son el verdadero muro; los campesinos de Lazarat siempre votan al partido de gobierno porque eso “garantiza” cierta impunidad y permite que el negocio continúe.

Pero Lazarate no es el único villorrio productor de marihuana, vistas las cosas desde una perspectiva temporal, luego de estar en el país por unos meses, se acaba de ampliar el horizonte y se trasciende el mito para comprender que en todas las regiones montañosas de Albania de Sur a Norte se pueden encontrar plantaciones de marihuana, el fenómeno es global y en Albania cuando algo es negocio, lo es para todos quienes puedan realizarlo. Hay que comprender que el país tiene cerca del 60% de su población campesina; la tenencia de tierras es de un promedio de 1,5 Hectáreas por familia, en términos agronómicos se estaría hablando de una situación de minifundios pero con las características de una diversidad sorprendente de cultivos en semejantes espacios.

Sumada a la realidad de ser el país más campesino de toda Europa, también hay que considerar que la agricultura de mercados de escala aun no existe; el campesino es productor y comerciante a la vez, existen cientos sino miles de mercados sin registro oficial en donde se venden todo tipo de productos del campo, aunque las cantidades que comercializan las familias son muy pequeñas, la realidad es que de eso vive la mayoría de la población. El cultivo de marihuana es uno de los productos “extras” que no se encuentran a la venta visible pero que va a parar a las mafias de acopio. El proceso de investigar los canales o cadenas de producción y venta resulta complejo y peligroso, las razones radican en la estructura social campesina, basada generalmente en clanes que tienen larguísima tradición histórica, es comprensible el miedo de la policía a entrar en conflictos con los productores debido a que los lazos familiares se extienden por toda la geografía del país y más aun, los compromisos de la “palabra dada” son más sagrados que cualquier Ley escrita, por lo tanto resulta una “ofensa de sangre” el tocar el honor de cualquier campesino más aun si de montañeses se trata.

En medio del bosque de castañas al norte del país solo se podrían encontrar “trolles” y lobos además de setas comestibles y venenosas. Pero no es así, en las parcelas de los villorrios dispersos se encuentran variedades de vegetales en increíbles espacios reducidos y a distintas alturas, la vida campestre es plena porque todos participan, desde los niños hasta los ancianos. Lo que no es posible preguntar es donde se encuentran las plantaciones de cánnabis, es una pregunta peligrosa e incómoda porque los últimos seis años la policía ha venido incursionando en la región… Lo que todos sí saben es que el cánnabis es medicinal, así lo afirman los campesinos de esta región. Hace tantos años como los dichos que una institución inglesa vino a ofertar a las comunidades de Maleshi e Madhe semillas de cáñamo industrial, M. aceptó la oferta y sembró todas sus tierras, al cabo de unos meses aparecieron coches de policía en una espectacular batida contra el narcotráfico y cortaron 40 toneladas de supuesta marihuana, M. pasó como nueve meses encarcelado hasta que el juez declaró su inocencia. Al cabo de un tiempo M. volvió a sembrar pero esta vez marihuana de verdad, de nuevo aparecieron los coches de la policía y lo encarcelaron pero solo por dos meses.

Cuentan que existe un “precio” por la libertad y quienes no consiguen pagarlo, tampoco se libran de la cárcel, Albania sigue siendo el país más corrupto de Europa y la evidencia de ello es que los mafiosos son el motivo de admiración de las nuevas generaciones. Kukes que hace frontera con Kosovo es el ejemplo patente de cómo funcionan las cosas, la frontera es impermeable al comercio legal de exportación, la “mafia fronteriza” no permite exportar productos vegetales hacia Kosovo ni importar nada hacia Albania si no se pagan las “tasas” correspondientes según la mercadería: 2.000 euros por camión con productos hortícolas y 4.000 por camión con “otras mercaderías”. Todo el camino desde Shkoder hacia Montenegro está plagado de estaciones de servicio abandonadas mientras que en los campos antaño agrícolas han florecido casas y palacetes del más variado estilo “kitsch” posible, nuestra inocente conclusión de que son producto del esfuerzo de los inmigrantes pronto se ve desechada por la explicación del “experto”; son el resultado de esas gasolineras abandonadas que ves a ambos lados de la carretera, funcionaban 24 horas al día durante los ocho años de guerras balcánicas entre 1992 y 1999, se dedicaban a la venta ilegal de combustibles a los serbios y montenegrinos que sufrían el bloqueo internacional. Por esa ruta se hacía un intenso tráfico de armas, entonces un Kalashnikov costaba entre 500 y 600 $us y lo podías adquirir en cualquiera de las gasolineras, hoy no llega a los 200 $us y debes conseguir algún contacto para adquirirlo. Entonces ese camino de Shkodër hacia la frontera de Hani i Hotit era también la vía de tráfico de la heroína, cocaína y marihuana hacia los frentes de batalla de los Balcanes y hacia occidente. Hoy sigue siendo una vía del contrabando de drogas aunque los volúmenes son menores…

La otra frontera caliente fue la de Tropoja hacia Kosovo, durante la guerra ahí se comerciaba con órganos humanos, armas y drogas, hasta hace poco años que la ruta era prohibida porque existían bandas armadas. Hoy es un área “pacífica” y destinada a un futuro glorioso de turismo de montaña, quizás existan atisbos de producción de marihuana pero a una escala mínima comparada con el resto de zonas montañosas, aunque me afirman que es una de las “más seguras” rutas de contrabando; todo una contradicción…

La “cultura de la marihuana” entre la juventud está en pleno florecimiento, en la capital existen infinidad de bares y “pubs” al estilo occidental en donde puedes encontrar “fumetas” con rastas o sin ellas, música reagge y rock de todo los colores. Los “camellos” son jóvenes normales como en occidente y nunca podrías suponer que pertenecen a alguna de las mafias. Las mafias son entes ocultos que nunca verás y ni siquiera los mencionan porque están encargadas del “comercio exterior” hacia Grecia, Italia, o el norte de los Balcanes, el comercio interno y el menudeo es cosa de chiquillos que se agencian de mil formas la marihuana excedente de las grandes cosechas. Cuesta encontrar quien te la venda si no conoces, sin embargo en pequeñas ciudades como Shkodër al norte, resulta más fácil ya que la gente no tarda en “enrollarse” con los extranjeros, por un paquete de cigarrillos lleno de marihuana te cobran entre 5 y 8 euros dependiendo de la calidad, a veces puedes pagar 10 euros. La calidad es regular ya que viene llena de semillas y además a veces está cortada antes de madurar, eso por el miedo a perder las cosechas debido a las constantes batidas policiales entre agosto, septiembre y octubre.

El comentario general tanto de la gente común como de algunas autoridades Europeas, en particular algunos funcionarios de instituciones de seguridad de la UE, es que los campesinos albaneses son “víctimas cautivas”, obligados hasta cierto punto al cultivo de marihuana por los grupos acopiadores de las mafias albanesas, este punto de vista es también asumido por las propias autoridades del país como una verdad, aunque en el fondo también se persigue a los productores de una manera velada y con fines de extorsión. Los campesinos con quienes tuvimos contacto, nos aseveran que un primer paso es tener contactos con la policía local de sus aldeas o pueblos, luego la cosa puede ir más fácil aunque desde Tirana llegan las verdaderas batidas en función a las investigaciones que se realizan sobre grupos mafiosos. En esos casos ya no sirven los contactos sino la suerte de que el hilo conductor no lleve a las autoridades allá donde están cultivando las parcelas con marihuana.

De manera oficial, ni siquiera los miembros de organizaciones europeas para la seguridad desean hablar del tema, es un “tabú” casi imposible de romper, menos aun se puede lograr obtener información de la policía albanesa, el hermetismo es una “ley” impuesta por el propio gobierno que desea “dorar” la imagen de un país en proceso de “limpiar” su imagen ante la UE, la marihuana parece ser la mácula más molesta en este afán. El investigador debe considerar entre la frustración de remitirse a fuentes secundarias como las noticias de prensa o a intentar inmiscuirse en las redes de tráfico, lo que resulta arriesgado y peligroso…

Fin para un principio

Vamos en el coche del proyecto rumbo a las montañas del Norte, a la salida de la ciudad, el chofer se detiene en plena maraña de tráfico, sale del coche y se dirige a una furgoneta que hace de transporte público, de la ventana del conductor veo que una mano le alcanza un envoltorio de papel periódico, vuelve veloz a nuestro coche mientras la cola de atrás no deja de tocar los cláxones. Entra a nuestra movilidad y emocionado me entrega el paquete, lo abro y me encuentro con una botella de plástico con un liquido como agua, es el famoso “raki”, el aguardiente nacional; un regalo de su amigo, son las 8:30 de la mañana y me ruega que lo pruebe, esta delicioso…

El “raki” es la droga nacional, lo producen casi todos los agricultores en sus casas, el otoño es el tiempo del ritual del destilado, no puedes entrar al campo y salir sobrio, todos te invitan a que pruebes su “raki” porque es el mejor, no hay frontera religiosa para el “raki”, lo beben musulmanes y cristianos en convivencia absoluta. Se encuentra “raki” donde uno se mueve, el litro no cuesta más de dos y medio euros y lo venden en botellas de plástico…

Camino a la oficina encuentro a los vendedores de tabaco rústico, son cientos de pequeños puestos en la calle, cada uno ofertando el mejor picado de tabaco doméstico, están expuestos los montones bien peinados de a un kilo o dos kilos, a 5 u 8 euros el tremendo montón, a veces más baratos. Un picado fino a veces secado al sol o a la sombra, depende de la habilidad del agricultor, la calidad es siempre variable pero muy fumable en general. Es el tabaco del pueblo y como el alcohol del pueblo, ambos son “intocables” por el incipiente sistema fiscal, es posible que de tocar con impuestos cualquiera de estos productos podría desatar una crisis nacional, por lo tanto las autoridades ni siquiera mencionan el grandísimo mercado hormiga del tabaco y el “raki”… En fin, Albania es el país de los contrastes y peculiaridades en donde se encuentran las contradicciones del querer ser “europeos” frente a la realidad maravillosa del “ser balcánico”.