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Uribe insinúa que Roméo Langlois tiene una relación con las FARC
Mentir sobre la guerra, alejarse de la paz
"Hay que seguir cubriendo el conflicto desde todos los lados... Ojalá haya periodistas que vayan con la guerrilla a contar lo que sucede, porque este conflicto no es cubierto (periodísticamente)... Ojalá el Ejército siga llevando gente (a los operativos militares)": Langlois
César Jerez / Jueves 31 de mayo de 2012
 

Fundador y redactor de la Agencia Prensa Rural. Geólogo de la Academia Estatal Azerbaijana de Petróleos (exURSS). En Bakú obtuvo una maestría en geología industrial de petróleo y gas. Es profesor y traductor de idioma ruso. Realizó estudios de gestión y planificacion del desarrollo urbano y regional en la Escuela Superior de Administración Pública -ESAP de Bogotá. Desde 1998 es miembro de la ACVC. Actualmente coordina el equipo nacional dinamizador de Anzorc. Investiga y escribe para diversos medios de comunicación alternativa.

Fue liberado Roméo Langlois. Un "impasse" que pudo haber tenido un resultado peor, finalmente tuvo un final feliz. Si el periodista hubiera muerto, su caso hubiese sido el ideal para esa guerra mediática que corre paralela a las acciones bélicas. La guerra mediática sin ser la verdadera guerra, cumple el papel ideológico fundamental para rodear de un aparente respaldo popular a las decisiones políticas sobre la guerra o la paz en Colombia.

Los medios de comunicación del establecimiento constituyen esa "superestructura" que desinforma de manera permanente y sistemática, con una cobertura total, que al mismo tiempo configuran una opinión pública maleable, que es manejada según las conveniencia y los intereses económicos y políticos del momento. Eso explica que un pueblo víctima de una guerra de 60 años este formalmente de acuerdo con que la guerra continúe y que se elija dos veces como presidente a un civil con charreteras que fungió durante 8 años como el profeta orate de la solución bélica al problema de la guerra.

El liberado Langlois ha dicho que el conflicto colombiano se encuentra invisibilizado y la mayoría de la gente no le entenderá, escuchan de la guerra todos los días, como un bombardeo ubicuo de palabras e imágenes que les persigue incesantemente y que proviene casi siempre de la misma fuente.

Así las cosas, para el colombiano de a pie que ve televisión o escucha radio todos los días, el conflicto colombiano es una cuestión de terrorismo, los prisioneros de guerra son secuestrados, una cocina para pocesar pasta de coca de una familia campesina es un laboratorio de narcotraficantes.

Entonces, el debate sobre la forma como se está cubriendo el conflicto colombiano propuesto por la guerrilla de las FARC continúa sin darse y seguirá pendiente, por ahora no interesa dar a conocer verdaderamente qué es la guerra colombiana, quiénes se benefician de ésta, cuáles son las propuestas de paz de los confrontados, quiénes y cuántas son las víctimas inocentes, cuántos los combatientes que caen, quiénes son los prisioneros políticos, cuánto dinero se invierte, cuánto dinero destinado a la guerra se pierde además en el cartel de la corrupción, quiénes son los autores intelectuales del terrorismo de Estado del paramilitarismo etc.

Son muchas las preguntas pendientes, de las cuales se podrían ocupar los medios de comunicación si se despojaran de la censura editorial, de la autocensura, si fueran independientes del poder político y económico o si simplemente ejercieran el periodismo a cabalidad. Lamentablemente todo indica que seguiremos en los mismo, salvo contadas exepciones.

La matriz que se usa para gestar la intoxicación informativa la conoce a la perfección Uribe, tal vez el mayor atizador de la guerra en nuestro país. El expresidente se quejaba ayer del supuesto poco acceso que habían tenido los medios nacionales a la liberación de Langlois: "Por qué?: El Gobierno y Piedad Córdoba restringen medios nacionales. Mientras los de afuera no conocen la realidad del pais y legitiman a Farc".

Las declaraciones del periodista francés al ser liberado molestaron tanto a Uribe que tuvimos que sufrir una seguidilla de trinos que grafican muy bien como se construye y se falsea la otra realidad de los hechos solo para manipular opinión: "Langlois sabe mentir, hoy regresó a la libertad que parece que nunca perdió, pero si regresó a la mentira que nunca olvidó ...Langlois sabe engañar, ojalá no engañe más a Colombia, él sabe que yo se por qué se lo digo!...Langlois, qué hacía en Colombia, qué relación tenía con las Farc? Algunos conocimos que usted sabe engañar... Langlois: una cosa es la curiosidad del periodista y otra la identificación con el terrorismo".

Con esta lectura amplimente difundida en Twitter y reventilada por los medios de comunicación sin ningún análisis o crítica, Langlois pasó de ser un periodista secuestrado a ser un mentiroso compulsivo con vínculos con las Farc e identificado con el terrorismo. Todo un peligro para la sociedad "bien informada". No se le perdona que antes del día de su infortunio hay tenido como fuente periodística a la misma guerrilla que lo hirió, lo recogió del campo de guerra, lo curó y posteriormente lo retuvo.

Los pocos periodistas colombianos que han cubierto la guerra desde las dos partes conocen bien el costo político y físico de ejercer el periodismo a cabalidad, los casos de William Parra, Hollman Morris, Freddy Muñoz, Horacio Duque y decenas de periodistas regionales y alternativos que han sido asesinados, perseguidos y seguidos ilegalmente por el DAS son el ejemplo claro de que en Colombia no está "permitido" confontar las versiones con las partes, ellos saben en carne propia como se ejerce la censura oficial.

Rómeo Langlois no estuvo secuestrado, tampoco fue un prisionero político. Las FARC tuvieron la oportunidad de recoger de un campo de combate a un periodista herido que usó un casco y un chaleco antibalas, como los usan la mayoría de los reporteros de guerra que cubren operaciones militares en todo el mundo. Roméo Langlois pudo haber vivido la misma situación desde el otro lado, haber sobrevivido y ser capturado por el ejército, de haber sido así, ahora muy posiblemente estaría vinculado a un proceso judicial en Colombia.

Roméo Langlois el 28 de Abril estaba haciendo lo que tiene que hacer cualquier periodista, cubriendo un suceso desde una de las partes, pero le tocó la mala, pudo haber muerto, como mueren muchos periodistas de guerra.

Pero Roméo Langlois sobrevivió, está vivo, tiene ahora la oportunidad de su vida para contar la historia no oficial de lo que sucedió y a partir de su experiencia vital seguir investigando e informando sobre la realidad colombiana, para bien del periodismo ético, del derecho que tenemos todos a la información y de la verdad.