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Movimientos sociales en la Colombia del Siglo XXI (I)
Horacio Duque Giraldo / Jueves 7 de junio de 2012
 

El conjunto de acciones y decisiones que movilizan a los grupos humanos en defensa de sus intereses, bien puede ser nombrado como Movimiento Social. Este produce su organización, y no al revés, aunque la organización conduce al movimiento/acción social.

En los últimos meses se registran diversos puntos de expresión del movimiento social colombiano, hay una sociedad civil en emergencia, que confronta de manera contundente el orden despótico de la clase dominante, en ámbitos diversos de la vida pública, me refiero al nuevo orden educativo/pedagógico/universitario promovido de manera autoritaria por la Unidad Nacional, erosionado por el movimiento social de los estudiantes universitarios a lo largo del año 2011.

La paz, los derechos humanos, el derecho a la ciudad, la feroz crisis de la salud, la ausencia de servicios públicos, el derecho a la movilidad, el desempleo y su precarización en la informalidad, la vulneración de los derechos de la mujer, las victimas de la violencia, la minería extractiva, la defensa del agua, la inseguridad y la corrupción, son fenómenos sociales que apalancan el surgimiento de nuevos y potentes movimientos sociales.

Marcha Patriótica, Mane, Congreso de los Pueblos, Cric, Minga Indígena, Movice, Comunidades afrodescendientes, usuarios del transporte, asociaciones de mujeres, sindicatos, son denominaciones que identifican los nuevas subjetividades rebeldes nacidas abajo de la sociedad y adentro de la vida, en Colombia. Son más que meros actores sociales que operan subordinados al Estado y los poderes sociales dominantes.

Sin embargo, es notable la preocupación en los propios movimientos sociales y en líderes destacados de los mismos por las limitaciones políticas que se registran, por la falta de coordinación y por el acotamiento de su potencia intrínseca.

Con excepción del poderoso movimiento estudiantil que lidera la Mane, cuya acción destruyó el recetario neoliberal promovido por el Estado, el resto de movimientos sociales aún no deja sentir la contundencia de sus demandas; sin demeritar las virtudes políticas e históricas de la Marcha Patriótica y su sorprendente movilización desde la periferia hacia el centro del sistema dominante en Bogotá.

El ideal sería que en estos tiempos (2012), el nuevo ascenso de los Movimientos Sociales y sus luchas de masas, urbanas/agrarias/sectoriales, impliquen una real acumulación de fuerzas (la fuente de su potencia) para que confronten tanto la "estabilidad" del régimen de la Unidad Nacional del señor Santos, como el perpetuo monopolio político de las clases dominantes, pues los movimientos sociales de masas emergentes están hoy desempeñando un papel fundamental en el seno de la oposición global antiologarquica.

Lo cierto es que la acción directa de los movimientos sociales esta eclipsando de manera notable la ingeniería electoral y su turbio diseño de "democracia delegativa" (o representativa), desplazándose con el paso del tiempo de la protesta y la rebelión hacia la lucha por el poder del Estado.

Pero para que los Movimientos Sociales den un salto cualitativo en su lucha política por el poder, la unidad y coordinación de la Izquierda, es un requisito insoslayable. Son las fuerzas políticas con altos niveles de cohesión/organización las que están apalancando la contundencia revolucionaria de los movimientos sociales como lo hemos presenciado en Egipto, en Túnez, con los Indignados de España, los Ocupas de New York y los "Enojados" universitarios mexicanos que prácticamente están dando al traste con el intento horroroso de regreso del PRI, que quiere dominar otros 70 años, empezando con su actual candidato Peña Nieto, en franco quiebre mediático y electoral.

Son ejemplos de referencia en nuestra brega política cotidiana. En nuestra preocupación intelectual para aportar a la realización del Paro Cívico/Político del 12 de Octubre contra el Neoliberalismo y los males que produce en nuestra sociedad.