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Reflexiones sobre el asesinato de la madrina de Pablo Escobar
La ejecución de la pena de muerte de Gricelda Blanco
Antonio Hernández Góez / Jueves 6 de septiembre de 2012
 

Mucho antes de que Pablo Escobar estuviera en algo, Gricelda Blanco “la madrina” tenía un imperio de película en la ciudad de Miami. La versión de los hechos que conozco es la que se muestra en el documental “cocaine cowboys ” que narra la turbulenta e histérica vida de Griselda Blanco a través de la palabra de algunos de sus secuaces y protagonistas de la guerra de la cocaína.

A título personal jamás me explique el fin de la película, ¿como es posible que a semejante monstruo se condene a tan solo 25 años de cárcel? y más en los Estados Unidos, país que se digna de tener un sistema judicial incorruptible. Más sospechoso aun es que luego de ser deportada a Colombia el 7 de junio de 2004 y de haberse hecho enemiga de poderosos mafiosos o “ex mafiosos” no se supiera nada de su paradero a fecha de hoy.

Quien dio protección a Griselda Blanco durante todo este tiempo definitivamente debe ser alguien con mucho poder incluso dentro de los círculos mafiosos, pues que Gricelda haya desatado la guerra de la cocaína en territorio de los EE.UU significó para las mafias colombianas y centroamericanas la perdida de control en rutas, la exposición de negocios y cadenas de lavado de dinero y para los colombianos de a pie una fuerte estigmatización de narcotraficantes asesinos que incluso hoy día pesan en el ideario mundial. Para este o esta adalid debío significar una gran exposicón en los círculos mafiosos colombianos, porque la verdad resulta muy extraño que a “la madrina” no la hubiesen “encontrado” en ocho años quienes tenían cuentas por cobrarle.

Todo el mundo lo sabe: “en el narcotráfico no hay jubilaciones”, por eso el día lunes 3 de septiembre de 2012 se ejecutó la pena a la que se auto sentenció Gricelda Blanco al permanecer en Colombia: dos balazos acabaron con la vida de “la madrina” en el barrio Belén de Medellín. Anterior a ello y muy en contra de las probabilidades Gricelda Blanco gozó una “amnistía” de 8 años, tiempo que para cualquier mafioso sediento de venganza es una eternidad, por eso parece muy extraño que con todas las “filtraciones” que tenía el DAS, con quien además tuvo que registrarse al ingresar al país tras ser deportada, no se haya encendido ninguna alarma ni en la fiscalía ni en los medios de comunicación. ¿Entró con algún privilegio?, Si así fue: ¿Quién o quienes lo otorgaron?, ¿A cambio de qué?.

No se, siento que en esta historia algo no encaja.