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Trece años después del asesinato de Jaime Garzón, la justicia aún no ha encontrado a los verdaderos responsables
¿Qué tendría que ver el general Mora en la muerte de Jaimen Garzón?
KIEN&KE / Jueves 6 de septiembre de 2012
 

El mismo día en que era designado como miembro del equipo negociador del gobierno en las conversaciones de paz con las Farc, al general Jorge Enrique Mora Rangel le apareció un problema. El magistrado de Justicia y paz Olimpo Cataño le pidió a la Fiscalía que investigara la posible vinculación del general y de ex comandante de las FFMM Harold Bedoya en el asesinato de Jaime Garzón. Esto sucedió el miércoles pasado durante la Audiencia contra el ex jefe paramilitar Diego Fernando Murillo, alias ‘Don Berna’.

El magistrado lo hizo acogiendo una petición de la abogada Omaira Gómez, representante de la familia de Garzón. Durante años el nombre de Mora, comandante de las Fuerzas Militares en 1999, se ha relacionado con la muerte de Garzón. Investigaciones periodísticas y columnas de opinión de la época consideraron que la Fuerza Pública de entonces hizo poco o nada para proteger la vida del humorista. El 15 de agosto de 1999, dos días después de muerto Garzón, el periodista Francisco Santos escribió: “A Jaime Garzón lo mató la extrema derecha militar (…) apunta con toda claridad a ese sector radical que todavía existe en las Fuerzas armadas”.

El mismo día Rafael Pardo se preguntó en El Espectador: “¿Por qué el Ejército reacciona tan tarde? ¿Por qué los mandos del Ejército no sabían que Garzón era hostilizado por altos militares?”.

Si bien no hay una sindicación directa contra Mora en el asesinato de Garzón, como tampoco pruebas que así lo concluyan, en el libro Jaime Garzón, El genial impertinente, del periodista Germán Izquierdo, se muestra que Garzón veía con recelo algunas acciones contra él, provenientes del entonces comandante de la Quinta División del Ejército, Jorge Enrique Mora. Garzón se había dedicado a hacer gestiones humanitarias para que las Farc liberaran secuestrados, cosa que era mal vista por algunos militares.

En el relato se cuenta cómo en mayo de 1998, a través de un oficio, Mora le solicitó al entonces Zar antisecuestro, Rubén Darío Ramírez, que investigara las labores de Garzón en la liberación de secuestrados por parte de las Farc. En la carta le dice: “Considero importante esclarecer los hechos precisos en el que el señor Garzón imparte instrucciones a uno de los integrantes de esa agrupación narcoterrorista sobre la entrega de los plagiados”.

Días más tarde, el 22 de mayo de 1998, Garzón le envió una carta al oficial en la que le decía en la parte final: “General, no busque enemigos entre los colombianos que arriesgamos la vida a diario por construir una patria digna, grande y en paz, como la que quiero yo y por la que lucha usted”. Mora acabó reconociendo ante los medios que la labor de Garzón era humanitaria.

Garzón quedó intranquilo por la desconfianza de las Fuerzas Militares. Por eso intentó hablar con el general Mora en momentos en que este fue nombrado comandante del Ejército en 1999, pero el oficial jamás lo atendió. Garzón llegó al punto de comentarle en reuniones privadas al entonces ministro de Defensa, Rodrigo Lloreda, que el general Mora lo señalaba públicamente de ser amigo de la guerrilla. De esa reunión habrían sido testigos, según el libro de Germán Izquierdo, Rafael Pardo, los periodistas Hernando Corral, María Jimena Duzán, Enrique y Francisco Santos y la ex ministra de Relaciones Exteriores María Emma Mejía. Lloreda se comprometió a averiguar el asunto. Pero el 13 de agosto de 1999 mataron a Garzón.

Ahora las miradas vuelven a estar sobre la cúpula del Ejército de la época y el general Mora, tendrá que dar una explicación a la Fiscalía que resulte concluyente, especialmente por el nuevo rol que le ha sido encomendado por el Presidente Santos en el naciente proceso de paz.