Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

La nueva etapa de la guerra
Iván Cepeda Castro / Sábado 24 de noviembre de 2007
 

Para entender cómo se librará la guerra en Colombia durante la próxima década, es conveniente considerar el modelo de acción cívico militar que presentará el Gobierno Nacional a finales de este mes en la Tercera Conferencia sobre Cooperación Internacional para Colombia. Las líneas estratégicas de este modelo aparecen en documentos oficiales como: Estrategia de Fortalecimiento de la Democracia y el Desarrollo Social o Plan Colombia II. El objetivo central es intensificar la guerra. El presupuesto militar para 2008 alcanzará la cifra récord de $18,3 billones (US$9.000 millones) lo que equivale al 5,6% del Producto Interno Bruto. Se busca además que la Fuerza Pública pase de 400 mil a medio millón de integrantes. Este crecimiento de la máquina militar se articulará a la Doctrina de Acción Integral que busca potenciar la experiencia adquirida en la combinación entre el componente bélico y la acción integral para la “recuperación social” del territorio. A la cabeza de la ejecución de esta estrategia, estará el Centro de Coordinación de Acción Integral (CCAI), órgano de la Presidencia de la República que contará con múltiples agencias del estado y con el apoyo del Comando Sur y la embajada de Estados Unidos.

La Doctrina de Acción Integral buscaría que el Ejército y la Policía se encarguen de prestar servicios básicos y realizar acciones sociales e incluso humanitarias en determinadas zonas del país. Como afirmó el viceministro de Defensa: “Hay zonas donde aún el estado tiene que llegar con fuerza para imponerse sobre los grupos al margen de la ley. En la medida en que esto se haga, se abrirán espacios para que el resto del estado desempeñe su papel”. No obstante, el alcance real de esta doctrina es reestructurar el poder estatal local en un esquema que fusiona las instituciones y la sociedad civil en un marco cívico militar: la refundación consistente en el reemplazo del estado de derecho por el estado comunitario. Las zonas señaladas como prioritarias para la “recuperación social del territorio” son, entre otras, Córdoba, Medio y Bajo Atrato, Norte del Cauca, Sierra Nevada, Catatumbo, Meta, Arauca y Putumayo. En otras palabras, las zonas de frontera, territorios de comunidades afrodescendientes e indígenas, zonas con grandes riquezas naturales y donde se están asentando multinacionales, megaproyectos y cultivos para la producción de agrocombustibles.

El plan de guerra que se presentará a la cooperación internacional es una versión contextualizada del enfoque del Comando Sur de Estados Unidos en su nueva estrategia de “amistad y cooperación para las Américas”. Es un modelo de actuación que se aplica también en otras regiones del mundo, como Afganistán. La cuestión es saber si los países de la Unión Europea secundarán esta propuesta para intensificar el conflicto armado, reducir los espacios del poder civil y clausurar las conquistas democráticas consagradas en la Constitución de 1991.

La “recuperación social del territorio” es una forma de intromisión de los militares en la vida civil para librar la guerra sin el más mínimo respeto por el principio de distinción que establece el derecho humanitario y en condiciones propicias para las violaciones de derechos humanos y los abusos de la fuerza pública. Esta estrategia no es algo nuevo. Se aplicó en Colombia en la década de 1960. Su resultado fue el paulatino despliegue de los grupos paramilitares sobre el territorio nacional. Las mismas estructuras que hoy se hacen llamar Águilas Negras y que están asociadas a la tenebrosa “refundación de la patria” que persigue la parapolítica.