Diferentes exigencias, similares fines: desestabilizar a los gobiernos de Evo Morales y Fernando Lugo. Situación análoga es la que se vivió en Argentina meses atrás. El poder del agro se hace notar. Otra vez protagonizan la escena del conflicto las clases poderosas de la región que pretenden desestabilizar a los llamados “gobiernos populares” para cumplir con sus exigencias.
Es así como los productores agropecuarios de Bolivia y Paraguay – recapitulando lo sucedido meses atrás en Argentina con el lockout realizado por los patronales del agro en oposición al dictamen que legitimaría las retenciones móviles- han realizado, durante estos últimos días, “tractorazos” en manifestaciones opositoras a las políticas gubernamentales. Utilizando el poder económico y político que poseen como fuerza nacional, los empresarios agropecuarios emplean el sabotaje contra los gobiernos para conseguir respuestas a sus reclamos, muchas veces injustos o infundados.
En Paraguay los productores rurales reclaman el desalojo de las haciendas por parte de labriegos sin tierras, que decidieron ocuparlas ante la falta de reconocimiento de sus derechos y necesidades.
Escribe María Eva García Simone