Las campesinas y los campesinos del mundo conservan y renuevan desde milenios la biodiversidad vegetal y animal. Ante las graves amenazas que pesan hoy sobre la biodiversidad a la vez salvaje y agrícola, pedimos a los gobiernos signatarios del Convenio sobre la Biodiversidad reconocer el papel primordial de las agriculturas campesinas para luchar contra la erosión de la biodiversidad y los cambios climáticos y reorientar de manera radical las políticas nacionales e internacionales que destruyen a las comunidades rurales del mundo entero. Los ponemos en guardia contra las falsas soluciones - la OGM, los agrocarburantes y los monocultivos forestales, es decir "trampas a carbono", que, lejos responder a los problemas, empeoran más la situación marginalizando aún a los pequeños productores.