Si hay un aspecto de la sociedad que es no sólo constitutivo sino motor de su dinámica es el conflicto. Un libro reciente de Chantal Mouffe sostiene una dura crítica a las posiciones pospolíticas del (neo) liberalismo que borran la presencia del antagonismo en sus análisis. Los conflictos que importan son los que ponen en jaque un pacto fundante de determinado orden que en el capitalismo neoliberal es injusto, desigual, jerarquizante y excluyente.
Escribe Norma Giarracca, profesora titular de Sociología Rural y coordinadora del Grupo de Estudios Rurales, en la Facultad de Ciencias Sociales y el Instituto Gino Germani (UBA).