La Zona de Desarrollo Integral del Sur de Bolívar, una experiencia alternativa de desarrollo sostenible

por Camilo Rueda Navarro
28 de marzo de 2005

La Zona de Desarrollo Integral del Sur de Bolívar es un proceso participativo de planeación del desarrollo local, con el propósito de gestionar iniciativas sociales, comunitarias y productivas que permitan a los pobladores dignificar la vida y mantenerse en el territorio. Esta experiencia se inició a mediados del año 2004 con la participación activa de 36 comunidades de la parte alta de los municipios de Cantagallo, San Pablo y Simití, el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio (Pdpmm), y la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC).

Esta propuesta busca mejorar la condición de vida de los pobladores de la región, que ha sido víctima de las repercusiones del conflicto armado, del bloqueo alimentario y sanitario, y de la permanente y continua situación de violación a los derechos humanos. A esta situación se le suma la existencia de cultivos ilícitos como práctica económica de sobrevivencia, lo que ha traído la ejecución de fumigaciones con glifosato sobre la región.

Para facilitar el proceso de la Zona, se definieron tres sitios de trabajo o planeación, a los que se les llamó puntos de encuentro, con lo que se adelanta un proceso de información y socialización más cercana a las comunidades. Así mismo, los puntos de encuentro son lugares de convergencia de varias veredas, y se convierten en centros de acción. Igualmente son sitios que favorecen el acceso y la participación de los líderes dado que el territorio de acción del proyecto es bastante amplio.

En los talleres zonales efectuados durante septiembre y octubre de 2004, se identificaron los problemas más sentidos por las comunidades, los cuales son: violación de los derechos civiles y políticos de las comunidades: operativos militares, bombardeos indiscriminados, quema de viviendas, retenciones, bloqueo alimentario y sanitario, violación a la libre movilización; problemas sociales: precarias condiciones de salud, baja cobertura y deficiente infraestructura educativa, ausencia de servicios públicos; infraestructura: mal estado de las vías, escasa inversión de recursos, carencia de electrificación rural; seguridad alimentaria y productividad: fumigaciones, alto costo de fletes e insumos, falta de asistencia técnica y canales de comercialización.

En octubre de 2004, en Alto Cañabraval, se realizó la I Asamblea General de la Zona de Desarrollo Integral, en la cual se dio el lanzamiento oficial de este proceso. Como una manera de ir generando confianza y credibilidad, se asignaron algunos recursos para dinamizar el proceso y ejecutar pequeñas iniciativas de carácter social, educativa, de salud y de seguridad alimentaria que permita que las comunidades fueran ganando credibilidad y entusiasmo por la participación activa y decidida en la planeación de un plan de desarrollo a largo plazo y de protección de las comunidades. Para ello se realizó un ejercicio pedagógico del que se derivó un Plan de inversión rápida de recursos para solucionar problemas inmediatos y urgentes en las comunidades. Este Plan asignó 367 millones de pesos, provenientes de la cooperación europea, para el inicio de los proyectos.

El principal proyecto productivo a desarrollarse es la siembra de 1.800 hectáreas de cacao orgánico, cuya ejecución está a cargo de Ecocacao. Y también se cuentan proyectos de seguridad alimentaria (como arroz, caña panelera, fríjol, yuca y plátano), infraestructura social (salud, educación, unidades sanitarias, vías de acceso) y derechos humanos.

Para hacer posible este proceso es necesario y urgente contar en la etapa de planeación y ejecución con acompañamiento institucional de carácter internacional que les dé garantías de seguridad a los líderes y a las comunidades frente a posibles acciones de violación de derechos humanos,

También se requiere de un apoyo económico y financiero sostenido que permita construir alternativas productivas para establecer una economía legal que dé el bienestar social de las familias que habitan este territorio. Para ello, la Zona de Desarrollo Integral espera recursos de la segunda fase del Laboratorio de Paz, así como recursos de inversión de las tres alcaldías, y la participación de otras instancias de cooperación.