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Elecciones de Groenlandia traen esperanza al medio ambiente
El triunfo del partido Inuit Ataqatigiit le dice a la minería “sucia” que limpie su funcionamiento.
India Bourke / Viernes 9 de abril de 2021
 

En un resultado que parecería plantar una pequeña bandera de esperanza en nuestro mundo de derretimiento de casquetes polares y creciente crisis ambiental, el principal partido político de Groenlandia es ahora "verde". El partido de izquierda Inuit Ataqatigiit (IA) ganó el 37 por ciento de los votos en una elección anticipada el martes 6 de abril, empujando al partido de centro izquierda gobernante Siumut al segundo lugar y enviando un poderoso mensaje de que hay algunas cosas, a saber: salud y seguridad ambiental, que ni siquiera las finanzas internacionales pueden comprar.

La elección fue convocada después de que la coalición gobernante colapsara por la disputa sobre un proyecto minero a cielo abierto en el sur del país. Greenland Minerals, una empresa australiana respaldada por inversiones chinas, cree que la operación propuesta en Kvanefjeld podría convertirse en uno de los mayores productores de metales de tierras raras para uso en electrónica y aeroespacial, así como uranio, que es esencial para las plantas de energía nuclear. La compañía había prometido a Groenlandia un pago anual de 1.500 millones de coronas danesas (casi 202 millones de euros, unos 877 600 millones de pesos colombianos), lo que equivale casi el 6 por ciento del PIB de la gran isla durante los próximos 37 años.

Los partidarios del proyecto esperaban que ayudara a liberar a los 56 000 habitantes de la isla de su dependencia monetaria del Reino de Dinamarca. Pero los altos riesgos financieros solo hacen que el triunfo del partido inuit, que se ha comprometido a no otorgar licencias a la mina y ha hecho campaña con una fuerte agenda verde, sea aún más sorprendente.

“Hay dos temas que han sido importantes en esta campaña electoral. Las condiciones de vida de las personas son uno. Y luego están nuestra salud y el medio ambiente”, dijo Múte Bourup Egede, presidente del partido, de 34 años, a la emisora ​​pública groenlandesa KNR.

Si el partido Inuit Ataqatigiit puede formar una coalición de gobierno, es probable que prevalezcan los derechos locales a la protección del medio ambiente. Se detendrán los temores sobre el polvo de uranio y las preocupaciones sobre la creación de represas para depositar los desechos tóxicos.

Sin embargo, quedarán preguntas más amplias sobre el futuro político de Groenlandia y el suministro mundial de metales de tierras raras. Los componentes vitales de la transición verde del mundo, como las baterías de automóviles eléctricos, los paneles solares y las turbinas eólicas, dependen de la disponibilidad de materiales de tierras raras. Actualmente, el suministro está dominado por China, que proporciona a la Unión Europea el 98 por ciento de sus necesidades de tierras raras. Pero Groenlandia ocupa el primer lugar en lo que el Servicio Geológico de los Estados Unidos ha considerado una de las mayores reservas sin explotar del mundo.

La nación ya se ha visto envuelta en el corazón de una lucha por la tecnología verde, para la cual la mina Kvanefjeld iba a ser solo el comienzo. Es posible que los comentaristas se hayan burlado cuando Donald Trump anunció en 2019 que quería “comprar” Groenlandia en un “acuerdo inmobiliario del siglo”, pero se informó que la idea estaba vinculada a preocupaciones genuinas sobre el acceso de Estados Unidos a los metales de tierras raras.

La Polar Research and Policy Initiative (PRPI), un grupo de expertos con sede en Londres, ha pedido una nueva alianza minera entre Gran Bretaña, Canadá, EEUU, Australia y Nueva Zelanda, que trabajaría con Groenlandia y las empresas para garantizar que cualquier desarrollo minero se aborde de manera responsable.

“Groenlandia fue, es y sigue siendo una jurisdicción estable y atractiva para la inversión minera. Lo que la mayoría no quiere es minería sucia”, dice el director gerente de PRPI, Dr. Dwayne Ryan Menezes. "[El partido Inuit Ataqatigiit] tendrá que ir más allá para enfatizar las circunstancias excepcionales que rodean este proyecto que han justificado su oposición".

Por ahora, sin embargo, la minería "sucia", al menos, ha recibido un mensaje para limpiar su funcionamiento, no solo en Groenlandia, sino en las muchas áreas en las que la ecología y los derechos de los pueblos indígenas se ven amenazados por nuevos proyectos mineros alrededor del mundo.

“Creo que el resultado de Groenlandia no solo es una victoria democrática para la justicia ambiental, sino que también es inspirador”, dice Sune Scheller, gerente de programas de Greenpeace Dinamarca. "Aquí se puede encontrar algo de sabiduría sobre algunas de las cosas importantes de la vida, como el valor de una naturaleza rica y un medio ambiente saludable".

Al menos de esta manera, una elección en una pequeña nación en el extremo norte del mundo puede llevar un gran mensaje que viaje mucho más allá de sus fronteras.

New Statesman

Traducido al español por Agencia Prensa Rural