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Pruebas contra presuntos sicarios de Los Doce Apóstoles, grupo comandado por Santiago Uribe Vélez
Análisis Urbano / Domingo 16 de septiembre de 2018
 

La captura de Leonidas Pemberty Zapata y Óscar de Jesús Arango Palacio, alias el Enano o Pitufo, presuntos sicarios del grupo paramilitar Los Doce Apóstoles, está fundamentada, según la Fiscalía, en declaraciones de testigos y víctimas de dicha organización, quienes los señalan de ser colaboradores del grupo que comandó Santiago Uribe Vélez.

Un testigo —con identidad reservada— le contó a la Fiscalía, el 31 de agosto de 1994, que Leonidas Pemberty estuvo relacionado con «[…] un problema que se presentó entre propietarios de unos predios y los ocupantes tuguriales […] a quienes les dieron un plazo para desocupar y como venció el plazo y no lo habían hecho, aparecieron dos días después […] unos encapuchados que se transportaban en el vehículo de propiedad de uno de los Pemberthy».

El testigo se refería como dueño del vehículo a Leonidas Pemberty Zapata, a quien describió como «un joven moreno, al que le gustaba raparse al estilo militar. De costumbre conducía un carro azul, marca Dodge Dart, de su propiedad, que servía como taxi».

Pemberty también es señalado de haber participado en la masacre de la vereda Chorrillos, en el municipio de Valdivia, de acuerdo al testimonio del testigo Albeiro Martínez Vergara, quien le dijo a la Fiscalía, en declaración del 15 de diciembre de 1995: «[…] en la matanza estuvieron todos, Wilson, Pemberthy, Hernán el Tuso —Pelo de Chonta—, que ya mataron, un muchacho alias Chatarra y el Gurre que por boca de ellos salió eso […], se fueron en el carro de Guillo y supe que mataron a una familia entera, esa familia como que estaba extorsionando, es que la información la daba la policía y fueran o no fueran iban y los mataban».

El mayor Juan Carlos Meneses Quintero, quien fue comandante del Distrito 7 de Policía de Yarumal, entre enero y abril de 1994, señala quiénes hacían parte de Los Doce Apóstoles como sicarios: «[…] Pelo de Chonta maneja a unos siete pelados o sicarios en Yarumal; había uno al que le decían el Relojero, dos hermanos de apellido Pemberthy, otro era Dayron, también Múnera; esos eran los sicarios, sicarios de él. Luego, los mismos Apóstoles hacen asesinar a todos los sicarios, los mismos paracos los matan para taparles la boca, porque el que sepa algo tiene que salir del mapa, ya no queda nadie de los que trabajaban en la base, no queda nadie, entonces la imagen de Santiago siempre está oculta».

Uno de los asesinados por los mismos sicarios fue Hernán Darío Zapata Correa, alias Pelo de Chonta, quien, de acuerdo con información de la Fiscalía, habría sido asesinado presuntamente por Leonidas Pemberty Zapata, porque aquel se habría gastado el dinero que les dieron como pago por la masacre de la vereda Chorrillos, ordenada por su suegro, don Jesús, finquero del sector, que habría determinado la ejecución de una masacre porque invadieron sus tierras. La orden de ejecución se habría dado por temor de la organización de que fuera a entregar información relevante que pudiera involucrar a sus financiadores y jefes, siendo él quien comandaba el frente urbano.

La esposa de Zapata Correa, Antonia Piedad Pinillos Guzmán, declaró ante la Fiscalía: «[…] se habría enterado días antes de su asesinato que él trabajaba con Los Doce Apóstoles y que, en algunas oportunidades, se reunía con ellos en la hacienda La Carolina. Ella habría recibido dicha información de su cuñada Eugenia Zapata Correa, quien le dijo que estaban preocupados por él porque le habían hecho varios atentados».

En abril de 1995 se dieron varios capturas en Yarumal, entre ellas la de varios comerciantes, además de un allanamiento a la casa cural de la iglesia Nuestra Señora de La Merced, donde oficiaba el sacerdote Gonzalo Javier Palacio Palacio, a quien le encontraron en su dormitorio un revólver 38 amparado, guardado dentro de una Biblia.

Pemberty y el Enano habrían salido de Yarumal para evitar ser capturados, por lo que fueron protegidos por el hacendado Francisco Javier Piedrahíta en San Marcos, Sucre, zona de control de su convivir Nuevo Amanecer y del naciente grupo paramilitar Héroes de los Montes de María, al mando de Rodrigo Mercado Peluffo, alias Rodrigo Cadena o el Carnicero de San Onofre, quien antes habría sido escolta de Piedrahíta. El testigo Albeiro Martínez Vergara declaró ante la Personería de Yarumal, el 19 de octubre de 1995, y posteriormente ante la Fiscalía Regional de Antioquia, el 15 de diciembre: «[…] Esa gente se encuentra protegida [sic] por el Ejército, Leo Pemberty, vive aquí donde una tía, no hace mucho estaba en Planeta Rica y en Coveñas, trabajando de paramilitar con Javier Piedrahíta, Ernesto el relojero, está por Ventanas metido con el Ejército, Henry Múnera está en Medellín, no sé dónde lo han visto, La Mona está en Yarumal, el Gurre está en Yarumal y Chatarra también […]».

Óscar de Jesús Arango Palacio, el Enano o Pitufo, fue escolta del sacerdote Gonzalo Javier Palacio Palacio, asignado por el capitán Rafael Herney González Pérez —hoy condenado—, comandante de la Compañía Albán, unidad adscrita al Batallón de Ingenieros N.º 4 Pedro Nel Ospina. Se fugó con otros de los sicarios cuando se destapó el escándalo y comenzaron las investigaciones de la Fiscalía y el DAS. Fue encontrado en el municipio de San Marcos y en indagatoria que rindió el 8 de marzo de 1995 se declaró inocente: «[…] esas acusaciones que me hacen es a raíz de la gente con que yo he trabajado, que ellos han tenido enemigos [sic]… Dicen que soy un sicario, soy inocente de eso».

El homicidio por el cual es acusado Santiago Uribe Vélez es el de Camilo Barrientos Durán, conductor de un bus escalera, ultimado a tiros el 25 de febrero de 1994. El homicidio habría sido cometido por dos de los sicarios de Los Doce Apóstoles: alias el Erizo, el Enano y el Flaco, quien llegó desde Medellín y es señalado como hombre de confianza de alias Dayro y Rodrigo, jefe de sicarios.

José Leonidas Rada López, asesinado en Bogotá luego de huir bajo amenazas de Yarumal, declaró el 4 de octubre de 1993 ante la Procuraduría Delegada para los Derechos Humanos que: «[…] tuvieron que irse del municipio porque para el año 1991, cuando tenían un hotel, una discoteca y un teatro, unos grupos paramilitares, que fueron conformados por los mismos comerciantes, comenzó a cobrar vacunas. Para ese mismo momento asesinaron a un amigo de su esposa, de quien no recuerda el nombre, por lo que él decidió denunciar esos hechos ante las autoridades, siendo amenazada mediante sufragios y notas deslizadas bajo la puerta de su residencia».

La viuda de Rada López declaró tiempo después que «se enteró que el grupo paramilitar, llamado Los Doce Apóstoles, le exigió dinero [a su esposo], del cual hacían parte el señor Roberto López, Beatriz Calle, alias el Enano y un monseñor, y que por comentarios de su propio esposo y de un amigo de él, del cual no recuerda el nombre, se dio cuenta que de ese grupo también hacía parte el señor Santiago Uribe Vélez».